Nuestro país continúa en llamas, envolviendo de dolor a muchas personas y animales que inesperadamente habitan entre el humo y el fuego, ante la impotencia de un Estado frívolo.
Este incendio ha causado la muerte de veinte personas y pérdidas económicas. Perjudica al medioambiente y a las personas más vulnerables que, pudo haberse contrarrestado, con una alfabetización ecológica responsable.
Ayer, 26 de setiembre, en una conferencia de prensa, Juan Urcariegui, jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil, advirtió que INDECI es el único órgano oficial que brinda las cifras oficiales de este siniestro. Además, agregó que, 58 incendios están controlados al 80 a 95% y existen otros 40 en actividad.
Los factores que provocaron este megaincendio que padece nuestro país junto a Brasil y otros países, según los expertos, son diversos. La responsabilidad recae en la mano del hombre por aumentar más tierras de producción y algunas personas inescrupulosas queman el boque, con fines lucrativos. También, las altas temperaturas y la exuberante vegetación seca favorecen el incendio a la menor chispa de combustión.
El impacto y las consecuencias de este desastre es incalculable y será duradero, afirman los especialistas. Aparte de las personas fallecidas, la angustia emocional y las posibles enfermedades que pueden desatarse, miles de personas fueron lanzados a la pobreza. Ha sido reducido a cenizas varios patrimonios arqueológicos y se han exterminado la flora y la fauna que es nuestro pulmón de vida.
Desestimando este grito de dolor, la presidenta, Dina Boluarte, se limitó a declarar en estado de emergencia a las regiones incendiadas y, prefirió rendir homenaje al fallecido expresidente Fujimori, cuando su función es liderar la lucha contra el fuego. Igualmente, muchos medios de comunicación, en lugar de hacer visible esta calamidad, se centraron en transmitir las exequias de Fujimori y las noticias de la farándula.
Las universidades juegan un rol importante. En sus líneas de investigación ecológica, pueden generar innovación de tecnologías y capacitar a las comunidades y a las autoridades en estrategias de prevención y manejo inteligente de la tierra. Asimismo, el Gobierno, el Ministerio del Ambiente y las instituciones competentes, tienen la responsabilidad de liderar una agresiva educación ambiental, dirigida a la ciudadanía en temas de cuidado y prevención ambiental.
Llevemos la alfabetización ecológica al bosque a fin de salvar al ser humano, a la flora y la fauna, de lo contrario corremos el riesgo de acabar reducidos a escombros.
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.