Eduardo Montealegre: el pequeño déspota

Eduardo Montealegre: el pequeño déspota

"Por fin una buena noticia en este país. Ese pequeño hombre, no solo por su estatura sino por su falta de integridad, termina su cargo como Fiscal"

Por: Javier Loaiza
marzo 29, 2016
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Eduardo Montealegre: el pequeño déspota
Foto: El Universal
La verdad, respiro tranquilo. Ya no tengo miedo. En el programa En Jaque, que dirigía Hassan Nassar, al que me invitó como analista político, me rehusé a mencionar siquiera el nombre de ese señor por físico miedo. Temía ponerme en la mira de ese personajillo.
Un individuo que usó semejante poder para perseguir a la gente y beneficiar a sus amigos, no es digno de confianza, provocó temor. Su estatura moral es menor que su estatura física.
Aplicó como ninguno, al servicio del régimen del Rey de las Mentiras, la máxima cruel e implacable de Perón. “Para mis amigos todo, para mis enemigos ni justicia”.
Convirtió la Fiscalía en un arma política para perseguir a los opositores, y dejar pasar el tiempo sin resultados, los procesos de los amigos del gobierno.
Intervino descaradamente en política e hizo terrorismo judicial en la campaña presidencial contra el opositor a Santos, y en su administración se volvieron comunes las filtraciones y rumores de eventuales capturas contra adversarios políticos del presidente.
Desarrolló una justicia criminal mediática, reaccionando sólo frente a procesos escandalosos haciendo grandes anuncios al final no paraban en mayor cosa, y persiguió la prensa no afecta, al punto que la periodista María Isabel Rueda bautizó su estrategia como “Sistema Radial Acusatorio”.
Antes que las baboserías que le preguntan los periodistas amigos del gobierno, al cierre de su pérfido paso por la Fiscalía, debería responder a los ciudadanos al menos tres preguntas sobre asuntos fundamentales del cargo en el que debía administrar el ente acusador y promover la política criminal, no el de ser  opinador o actor político:
  • Qué tanto se redujo el nivel de impunidad en este país donde cada cual con un mediano poder, una chequera abultada o un arma cree que puede hacer lo que quiera. En 2009 el 43,5% de los casos judiciales se quedaban sin actuación y apenas, alrededor del 15% iniciaban proceso de indagación.
  • Qué tanto se mejoró la percepción de justicia y credibilidad en el sistema judicial. Un reciente informe afirma que 8 de cada 10 colombianos no creen en la justicia.
  • En cuanto se redujo el crimen organizado, el narcotráfico, el contrabando, las violaciones, los delitos comunes y callejeros, en estos cuatro años?
Un artículo en El Espectador –que vale la pena leer- enumera 20 de los más sobresalientes casos de abuso de poder del señor de marras, entre los que aparecen la criminal sindicación al diputado vallecaucano Sigifredo López por supuesta participación el secuestro suyo y de los colegas que terminaron masacrados por las Farc; el archivo del caso contra Germán Chica y JJ Rendón acusados de recibir 12 millones de dólares de narcotraficantes a cambio de favores del gobierno; los multimillonarios contratos a su amiga la señora Springer de los que nadie ha entendido para qué sirvieron; el despilfarro en una pretendida universidad de la Justicia, en fin.
Y para rematar, en una entrevista publicada en El Tiempo afirma que El pueblo no puede revertir acuerdos de las Farc con que titula ese periódico, convencido que el llamado Constituyente Primario en un Estado de Derecho “no tiene esa competencia”.  Es el modo de pensar de un pequeño aprendiz de emperadorcito que cuando se le cuestionó su proceder en la llamada feria de contratos, afirmó  de manera cínica e irresponsable que estaba dispuesto a gastarse diez mil millones más si fuera necesario. Vaya sentido de la mesura y del cuidado por los recursos de la sociedad.
Al fin, se dice que para conocer la medida de un hombre basta con darle 15 minutos de poder. A este pequeño engrandecido, le dieron cuatro años y acabó con lo poco que quedaba de justicia en el país. Y ahora, para rematar, le nombran embajador en Alemania, un premio como los que se dan en este país a quienes no lo merecen, alguien que por su desempeño terminó pareciéndose  a los maleantes que debía perseguir.
Y lo mandan a Alemania, donde en una universidad que fue alguna vez profesor no lo quieren ni ver. Seguro aprendió la técnica jurídica, pero no la ética necesaria para el desempeño de un “Professor”.
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