Después de tener Andrés Arauz las más amplias posibilidades de acceder a la primera magistratura, ocurrió lo contrario, afectando a todas las fuerzas progresistas del continente americano. Y a la vez enseñando qué es lo que se debe hacer para obtener el triunfo.
En primer lugar, de modo similar a Colombia con Sergio Fajardo, Yakú Pérez (ubicado en el tercer lugar), prefirió invitar a votar en blanco garantizando la elección de Lasso, quien representa los intereses de las mayores riquezas en ese país y, asimismo, a la Banca que se ha lucrado del presupuesto estatal sin aportar ninguna riqueza al erario nacional. Esto implica que para el 2022 hay que ir con una lista única preferencialmente o con un pacto histórico de apoyo leal a quien pueda postular a la presidencia.
En segundo lugar, cabe destacar que las fuerzas favorables al neoliberalismo eran bastante altas, ya que la suma de éstos alcanzaba también cerca del 50%. No hay que olvidar que el gobierno, el CNE, casi todos los medios de información, el mensaje de temor ante un programa transformador y la ignorancia política de un sector poblacional importante, jugaron un papel decisivo, lo que hay que tomar en consideración para el próximo año.
En tercer lugar, el apoyo del régimen estadounidense a través de todas sus herramientas financieras, comunicacionales y políticas fue un excelente instrumento, ya que Joe Biden sabía que de triunfar Arauz el patio trasero latinoamericano comenzaba a diezmarse. La Banca internacional complementó con altos capitales especialmente la segunda vuelta lo que permitió la movilización de un alto potencial electoral, dinero con el que no cuentan los proyectos soberanistas o progresistas.
Al comprender lo anterior también se entiende por qué la insistencia en una reforma tributaria que aporte dinero a las campañas de los dueños de la nación para poder continuar más de doscientos años en el poder.
Lo cierto es que el mejor apoyo a las familias poderosas de un país son una parte del mismo pueblo y los arribistas de siempre que venden su conciencia por un día de fiesta y cuatro años de angustia, sin pensar en el significado tan importante que entraña su sufragio para decidir el destino de millones de niños, el desarrollo nacional, el futuro de la juventud y la tranquilidad de los adultos mayores
