Kate Raworth, la acuciosa investigadora de economía, estima inapropiado el concepto PIB como indicador del desarrollo de la economía de un país según lo han hecho distintos economistas a lo largo de un período, dejando por fuera el desarrollo del ser humano.
En otro contexto, Amartya Sen, premio Nobel de Economía, señaló no ser acertado medirse el desarrollo por el número de nuevas carreteras y grandes edificios, sino por el bienestar de los ciudadanos.
Ahora bien, la citada investigadora propone la Economía Rosquilla con el fin de lograr una mayor eficiencia en la aplicación de la mencionada disciplina, para lo cual plantea un círculo en cuya parte superior se encuentra el techo ecológico, comprendiendo los diferentes excesos producidos al presente sobre la tierra. Esto es cambio climático, carga de nitrógeno y fósforo, conversión de tierras y pérdida de biodiversidad, entre otros.
Habiendo dentro del señalado círculo otro inferior referente a las deficiencias, o sea, agua, alimento, salud, educación, vivienda, política, paz y justicia, etc., existiendo entre los dos círculos una estrecha relación, lo cual puede mejorarse considerablemente, con la fórmula de la rosquilla.
Esta es una brújula para guiar la humanidad dirigida a satisfacer las necesidades de las personas y salvaguardar el medio natural del que todos dependemos, considerando sobre el PIB, Donella Meadows, en los Límites del crecimiento, uno “de los objetivos más estúpidos jamás inventados por una cultura”.