Economía naranja es el nombre del proyecto económico que Iván Duque busca impulsar durante su mandato. Para comprender el término naranja y especular sobre las consecuencias que esto puede traer para la economía del país centrémonos en la definición. En Economía Naranja: Una oportunidad Infinita, libro escrito por Iván Duque y Felipe Buitrago, en término naranja es sinónimo de creativa, es decir, economía naranja es igual a economía creativa. Esta, a su vez, se definida por dos factores: la materia prima son la creatividad, las artes y la cultura y el valor de sus productos se concentra en los derechos de la propiedad intelectual. Por su parte, en la Ley Naranja (2017) se especifican los sectores beneficiados con el proyecto Naranja: editorial, audiovisuales, fotografía, artes visuales, artes escénicas, turismo y patrimonio cultural, diseño, publicidad, software y contenidos multimedia, moda, educación creativa, agencias de noticias y servicios informativos.
Teniendo esto en cuenta podemos decir que la economía naranja recoge el empeño de un gobierno por impulsar el talento y la creatividad, con el fin de hacerlo rentable para la nación, lo cual está muy bien, pues podría ser una gran oportunidad para nuestro país, puesto que la economía creativa representa el 6,1% de la economía mundial, una riqueza comparable con el PIB de Alemania. Dada la magnitud de la ganancia, Duque y Buitrago consideran que la explotación de este sector puede ofrecer una gran oportunidad para el desarrollo económico del país. Sin embargo, para pensar de forma aterrizada las posibilidades que trae la economía naranja debemos tener en cuenta la manera en que se articulan nuestras industrias en el mercado global.
El estudio realizado por el Cede y la Universidad de los Andes (2010) presenta tres ámbitos en los que se mueve esta economía. El primero es la creación de conocimiento, el cual se ha desarrollado más en EE. UU y la Unión Europea, y donde encontramos empresas como Microsoft o Intel. El segundo es la creación de tecnología, los Estados líderes aquí son China, Brasil e India, con la producción de soportes tecnológicos. En tercer lugar está la creación de contenidos, en el cual compiten tanto países desarrollados como los que están en vías de desarrollo, aquí encontramos industrias como Hollywood, Netflix o Barnes & Noble, pero también están las maquilas, que se caracteriza por su precio y la flexibilidad laboral.
Esta última clasificación es vital para nosotros, pues el grueso de nuestras industrias culturales y creativas (ICC) se ubica acá, por ello señala este estudio que nuestra participación en la gran torta de la economía naranja dependerá de cómo juguemos en los dos campos de acción de la creación de contenidos. En el estudio se acepta que la primera opción debe ser competir con los grandes creadores de contenido en el mundo, aunque recomiendan no descartar la maquila para los sectores de menor tamaño.
Llegados a este punto hay que tener en cuenta dos aspectos, por un lado el estudio antes mencionado señala que, en principio, las ICC del país no tienen vocación exportadora, por lo mismo se aconseja fortalecer el mercado interno. Pero ello se requiere crear una infraestructura importante que no se proyecta en el horizonte de este gobierno. Por ejemplo, si se busca incentivar el consumo de cine nacional, no solo debe invertirse en educación, sino también construir teatros en ciudades pequeñas y en espacios rurales. Un aspecto importante que atañe al sector editorial está referido a la piratería y el consumo de fotocopias, que son dos de las amenazas que lo debilitan, para lo cual debe implementarse una mayor regulación en este campo. Esto por tomar solo dos subsectores de los que atañen a la economía naranja.
Por otro lado, si lo que se busca es competir con los grandes productores de contenido a nivel global, debemos detenernos a pensar cómo se puede dar dicha competencia, pues una de las cuestiones que actualmente caracteriza a la economía en general es su tendencia a reducir costos de producción. Esto se ha venido implementando a través de una significativa reducción en el costo de la mano de obra. Preguntémonos entonces si para ser más competitivos en el mercado global lo que se ve en el horizonte es una disminución en el salario que reciben los trabajadores pertenecientes al sector creativo o una precarización del trabajo, algo que no es totalmente nuevo, pues gran parte de quienes se dedican a la publicidad y el diseño lo hacen en muy malas condiciones.