Para los que no conocen la historia y la quieren escribir, el mejoramiento y construcción de la Avenida Santa Ana y obras complementarias de Cartago es un proyecto vial apalancado con plata del Sistema Nacional de Regalías de Petróleo SGR, cuyo oscuro principio es el OCAD Pacífico (Órgano Colegiado De Administración y Decisión), quien tiene la función de definir la inversión de los recursos SGR. Estos proyectos deben tener ingredientes de competitividad y desarrollo para las regiones, además necesitan demostrar el aporte al crecimiento regional y no local.
El entorno teórico de la obra no cumple ni parcialmente con estos objetivos de desarrollo regional. Es una obra sin articulación vial local, menos regional y sin corazón con la madre tierra, pues va en contravía de las políticas de crecimiento sostenible global, basadas en interacción con la naturaleza, conservación, ambiente sano, disminución de gases de efecto invernadero, reforestación, arboricultura urbana, silvicultura urbana y demás tópicos vinculantes de los acuerdos COP 21 de París 2.015, del Acuerdo Marco para el Cambio climático de las Naciones Unidas 1.994 y su refrendación por la ley 164 de 1.995 Colombia.
La obra obra está diseñada para satisfacer intereses particulares primarios y locales, como beneficiar carpinterías, siniestro comercio del carbón vegetal, contratos de erradicación arbórea con subcontratación a terceros, atizando la corrupción local y regional de la corporación autónoma Regional del Valle del Cauca CVC, para otorgar permisos en un cielo de irregularidades y silencios cómplices de los entes de control. Ni hablar de los gestores de la obra, quienes participaron Ad Honórem es dichas decisiones, quienes prefirieron postular una obra inútil, para cometer un EcoCrimen en Cartago y talar hermosos árboles como samanes, ceibas, piñones de oreja, acacias, palmas botella, pinos, leucaénas, guácimos, vainillos, ébanos, matarratones, y especies endémicas con múltiples ecosistemas y micro climas propios llenos de frescura y diseño urbanístico construido durante cientos de años como regalo para una ciudad tan calurosa como Cartago. Árboles cruelmente puestos en la palestra pública como asesinos de irresponsables conductores, señalados por causar una calamidad pública virtual por su existencia, renegados para erradicación por edad o supuestos determinantes del deterioro de las vías y no de la negligencia burocrática de SGR, OCAD, CVC, Alcaldía Municipal y Gobernación del Valle, ejemplos del verdadero clientelismo, voceros de la corrupción cínica rampante de los Representantes y Senadores. Causantes de todos los males de Cartago. Una clase política surgida de la persecución a los carteles de la droga, para terminar refugiándose en la política local para remplazar el negocio perdido.
Realmente es injusto poner a los árboles hablar por ellos mismos, a defender o a ser defendidos por la especie que depreda el planeta y lo destruye. El ser humano está cosechando la variabilidad climática qué sembró, un comportamiento hostil de la naturaleza con su agresor, por eso defendámonos de nosotros mismo conservando los que nos queda.
@JorgeEMoncadaA