Como un grupo de música dispuesto a romper viejos paradigmas y a demostrar con hechos que desde la periferia se puede triunfar y proyectarse a nivel internacional, trabaja el grupo de música Dynamo, desde Puerto Colombia (Atlántico). Su gestor y voz líder Rafael Guerrero, compone sus canciones y trabaja en este proyecto musical, mientras administra una tienda de su propiedad y un restaurante de corrientazos.
Rafa cree en el talento de su grupo, y cree tanto que se siente capaz de traerle un Grammy latino a Colombia, si se le da la oportunidad de mostrar lo que es capaz de hacer. ¿Un sueño? ¿Una quimera de un coleto de barrio?
La escena musical barranquillera y costeña, tiene muy malos antecedentes y pareciera estar destinada a acoger solamente las ofertas musicales de salsa y rumba tipo Checo Acosta y Joe Arroyo. Los artistas de rock, hip hop, balada (con la honrosa excepción de Alcides Acosta, padre de Checo) han debido emigrar a otras ciudades y países para buscar una oportunidad.
Los ejemplos del pasado no son alentadores. Grupos emblemáticos del rock (desconocidos nacionalmente) que mostraron trabajo al publico en los años 80s y 90s, como los Colores del Tiempo, quienes pese a años de trabajo, no pasaron de ser un embeleco sin proyección mas allá de la circunvalar.
Que les ha pasado a los grupos de música de la Costa Caribe? Nacieron en el momento equivocado? Falta de público? Falta de apoyo estatal? Falta de apoyo de las emisoras? Falta de apoyo empresarial? Falta de visión y marketing? Responsabilidad de las autoridades que centran todo en la industria del carnaval?
Sea cual sea la respuesta, claro que han existido grupos con golpes de suerte, como Los de Adentro, que lograron pegar en las emisoras un par de canciones que sonaron durante años a nivel nacional “No mas” y “Una canción” pero luego nada más pasó con ellos.
Otro tanto podemos decir de Maia, quién pese a triunfar desde los 16 años y obtener doble disco platino con Niña Bonita en 2003 e Ingenuidad en 2006, sus producciones de los últimos años han pasado desapercibidas para el público.
Que una carrera artística es un trabajo profesional de músculo y esfuerzo continuado de largo aliento lo saben los que han triunfado en el oficio. Aunque para un músico promedio, el simple hecho de enfrentar el sistema y la falta de fe del entorno, y vivir de lo suyo, aunque sea dictando clases, ya es un triunfo en si mismo.
Tomas Betin, músico cartagenero residenciado en Bogotá, y quien durante años ha pedaleado con su propuesta musical, presentándose incluso en el teatro Jorge Eliécer Gaitán, interrogado acerca de el porque del escaso éxito de los grupos de la costa en el mercado nacional, reflexiona: “En la época del grupo Bar, es decir, como desde el 98 hasta el 2006, supongo que el problema era la falta de infraestructura para ensayar, grabar, tocar, sonar en la radio y salir a otros lugares. Además de que las bandas no sé qué tan en serio nos tomábamos a nosotros mismos y si eso fuese bueno o no. Es decir, los instrumentos eran el doble de caros, para ensayar tenías que irte a la casa más tolerante, no había donde grabar rock, podías grabar salsa o champeta, pero no rock; había si acaso tres bares de rock, no te pagaban tan bien sino en uno solo, no te alcanzaba para rodies y tenías que cargar tú hasta la batería y los parlantes, y luego de que tocabas en los bares, las fiestas y un par de festivales, tenías que hacer crucigramas, porque no había nada más, tenías que irte a tocar en otra ciudad. Todo eso lo hacíamos, sin embargo, porque era lo mejor del mundo y éramos felices, incluso a pesar de todo lo anterior. Además, siendo honestos, sí había apoyo de los periódicos y revistas y portales, pero nunca de la radio, que siempre ha sido un negocio medio mafioso en la ciudad, de tener que pagar para sonar. También había apoyo del público, que era la mejor, y de la tele local. Las razones deben ser más profundas que esto que te escribo, no sé, el tema cultural, el cierre de las murallas a las cosas, la prevalencia del negocio como nuevo dios de la música, o quizá solo éramos muy malos músicos y cantantes. Pero supongo que en algo tendrá que ver el tema de la falta de caminos hechos, de referencias. En fin, nunca fue para Bar tan importante el hecho de 'despegar', nos importaba más reírnos de todo lo solemne o lo importante o lo severo y criticar el poder, los políticos, la guerra. Y eso lo hicimos un poco”.
Actualmente están trabajando grupos como Colectro, Sistema solar, ¾ de adrenalina, Sr Toustado, y la hermosa sorpresa de Bomba Stereo, quienes han sido una bocanada de aire fresco para el público.
Rafael Guerrero, lider de Dynamo, responsabiliza de la situación a la falta de escritores talentosos y profundos, como los que si tiene la música salsa y el vallenato. También a una ausencia del conocimiento a como funciona el mercado de la industria del entretenimiento. Añade que las bandas de la region pasan por un momento de vuelta a sus raices, ya que entendieron que no es muy rebelde imitar a grupos gringos y europeos, y que con la experimentación de la Musica porro, vallenato y cumbia, pueden salir también grandes cosas. Los rockeros ahora hacen fusiones con champeta y otros generos propios del caribe
Cuenta la anécdota graciosa de como en una oportunidad, estando de vacaciones en Cartagena, y por el puro gusto de hacerlo, se subió a un autobús a tocar música para los pasajeros, y un par de policías lo detuvieron bajo la sospecha de que era un subversivo. Cuál fue el argumento del oficial? Que un pedigueño de bus no tiene esa parla tan elegante. Salió del susto argumentando: “Soy analfabeta, nunca he estudiado, yo de política no se, no se ni como se llama el presidente”.
Ante la perspectiva de que su proyecto musical sea solo una anécdota más, responde: “El fracaso es un estado mental, como enamorarse, como el dolor, como la risa”. Es decir, que hay que cambiar el chip mental, construir nuevos paradigmas, abrir nuevos caminos, caminos que nadie a recorrido nunca, y dice estar dispuesto a hacerlo.
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