Cuando el presidente Duque se posesionó prometió que la Cancillería dejaría de ser un fortín burocrático y fortalecería la carrera diplomática, pues solo alrededor de un 30% de los cargos estaban ocupados por funcionarios de carrera. Su promesa fue clara, dejar por lo menos el 50% de los puestos en el personal de carrera; sin embargo, con el nombramiento de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez como canciller la situación empeoró.
Em mayo de 2021, cuando Ramírez asumió el cargo, las direcciones de Cancillería estaban ocupadas por el 55% del personal de carrera diplomática y consular, sin embargo, hoy ese porcentajes es del 33%. Y en cuanto a embajadas el asunto es igual. El año pasado los embajadores de carrera eran el 30%, pero hoy solo son el 20%.
Las embajadas son puestos importantes para el gobierno, que cumple con acuerdos políticos con dichos cargos en el exterior. Desde hace años se ha venido exigiendo transparencia en los nombramientos, pero las denuncias no han tenido ninguna consecuencia. Hace unos días en la página de presidencia, donde se suben las hojas de vida de los próximos funcionarios, apareció la del empresario Álvaro Gómez Jaramillo para ocupar la embajada del Reino Unido, donde actualmente está el también empresario Antonio José Ardila, hijo Carlos Ardila Lulle y una de las cabezas más importantes del grupo económico familiar. Gómez Jaramillo solo estará unos meses en el cargo, pues el próximo 7 de agosto habrá cambio de gobierno y dicha embajada siempre ha estado reservada para el presidente, que nombra a gente cercana en el cargo.
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