Desde siempre el gobierno Duque ha demostrado su desavenencia con el régimen de Maduro en Venezuela. Se ha ido lanza en ristre contra las actuaciones, acciones y decisiones de este tirano en contra del pueblo venezolano.
En las últimas semanas debido al video de Márquez, Santrich y sus secuaces, donde reiteran su vocación guerreristas y confirman que siguen delinquiendo (sumado a las provocaciones de Maduro, quien ordena ejercicios militares en la frontera con Colombia), el presidente Duque inicia una ofensiva diplomática internacional denunciando este régimen como protectores y auspiciadores de terroristas.
El canciller colombiano denuncia con evidencias y pruebas ante la OEA la complicidad de Maduro con grupos narcoterroristas y la violación de la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual prohíbe a los Estados proteger y patrocinar grupos terroristas. Con lo anterior se logra que la OEA active la TIAR, que no es más que el Tratado de Interamericano de Asistencia Recíproca, ya que considera al gobierno venezolano como una amenaza a la paz y seguridad de la región.
Aplaudimos estas acciones tomada por el gobierno Duque, ya que la seguridad de nuestro territorio es primordial. Además no es ningún secreto que grupos guerrilleros que delinquen y perpetran actos terroristas contra nuestra ciudadanía se refugian en territorio venezolano para evadir las acciones militares.
Pero como paradojas del destino, en los últimos días se revelaron fotografías del presidente interino Juan Guaidó con el supuesto jefe financiero de la banda criminal Los Rastrojos y su lugarteniente el pasado 22 de febrero, cuando se adelantaban acciones para el ingreso masivo de la ayuda humanitaria a su país desde Colombia.
Este episodio es igual de grave y reprochable que las acciones del régimen Maduro con los grupos narcoguerrilleros, puesto que Los Rastrojos son un grupo narcoparamilitar responsable al igual que los primeros de masacres, acciones terroristas y tráfico de drogas (que afectan la seguridad, paz y convivencia del pueblo colombiano).
Por eso nos llama la atención la pasividad e indiferencia del gobierno ante la gravedad de este episodio. No entendemos cómo ante unas explicaciones lacónicas como “nos tomamos fotos con muchísima gente y con mucho riesgo logramos pasar”, el presidente sea tan incoherente en la lucha contra el terrorismo, narcotráfico y grupos al margen de la ley.
Las acciones y procedimientos contra estos grupos, sus auspiciadores, cómplices o simpatizantes, deben ser firmes y contundentes, no podemos medirlo con un doble rasero de acuerdo a los intereses, ideales o conveniencia política. Los grupos al margen de la ley son responsables de monstruosidades contra el pueblo colombiano, por ello, sean de izquierda o sean de derecha, debemos combatirlos y ser implacables con ambos.
Así como el gobierno Duque denuncia y actúa con mano firme contra el régimen Maduro por su complacencia con los grupos narcoguerrilleros, debe por lo menos exigir una explicación al señor Guaidó y reprochar esta acción.
Es mucho el dolor, sangre y muerte que hemos padecido por culpa de los diferentes grupos al margen de la ley, por eso la recriminación, persecución, contundencia y lucha contra estos bandidos debe ser igualitaria y sin tregua. Solo así podremos derrotar este flagelo que tanto daño y sufrimiento nos ha causado, cohibiéndonos de construir un mejor país.