Alberto Carrasquilla es uno de los máximos representantes en Colombia de la escuela económica monetarista neoclásica. Dicho de otra forma, es un fanático neoliberal, defensor de la idea de que los mercados deben actuar libremente y el Estado debe intervenir mínimamente. Cuando fue ministro en el gobierno de Álvaro Uribe, fiel a su jefe, privatizó Ecogás, Granahorrar, Megabanco, Bancafé, liquidó Telecom y propuso ver a Ecopetrol. No vendió más porque no le alcanzó el tiempo.
Carrasquilla también es un defensor de la especulación financiera, como lo demuestra su negocio particular, Konfigura Capital, con el esquema inventado por él siendo ministro para poder endeudar a los municipios con los llamados “bonos de agua”, que después él mismo les vendió, obteniendo jugosas ganancias. Tantas que hasta tuvo que refugiarlas en Panamá -una reconocida guarida fiscal que usan los criminales del mundo- por medio de Navenby Investments Group.
Después de estas picardías, Iván Duque lo nombró ministro de Hacienda -otra vez- para hacer lo que sabe hacer. El consiglieri económico no pierde el tiempo y en las primeras semanas ya anunció aumento de los productos de la canasta familiar que deberán pagar IVA, aumento de las personas naturales que deberán declarar y pagar más impuestos de renta y disminución de la tarifa de impuestos a las empresas.
Según Carrasquilla, las empresas en Colombia tienen una altísima carga tributaria, que las hace inviables, y en cambio el resto de los ciudadanos no pagan impuestos. El argumento de estas propuestas es tan falso como las excusas que dieron quienes fueron cogidos con las manos en la masa en los ‘Panama Papers’. Estudios de la Dian, Banco de la República, Universidad Nacional y Red de Justicia Tributaria, entre otros, prueban que las tarifas efectivas de renta corporativa son relativamente bajas y están lejos de ser las tarifas que muestra el Banco Mundial y el Consejo Gremial. Parte de la explicación tiene que ver con los beneficios tributarios. En Colombia hay 230 exenciones, algunas desde 1959, que cuestan a las finanzas públicas COP 14 billones de pesos cada año.
En 2017, el 52 % del total del recaudo tributario, unos $ 70,5 billones,
se obtuvieron de impuestos indirectos,
esos que pagan exactamente igual Carrasquilla y doña Esther en el Sisbén 1
La otra falsedad es que los ciudadanos no pagan impuestos. En 2017, el 52 % del total del recaudo tributario, unos $ 70,5 billones, se obtuvieron de impuestos indirectos, es decir, aquellos que pagan exactamente igual Carrasquilla y doña Esther en el Sisbén 1. Además, no se puede olvidar que una buena parte del recaudo en renta (el cual no está clasificado por categorías porque la Dian no quiere hacerlo) proviene de la retención en la fuente, que se realiza a millones de trabajadores que ni siquiera alcanzan a clasificar para declarar renta.
Si se aprueban las medidas propuestas por Carrasquilla, la canasta familiar se hará aún más inaccesible. Tener acceso a esta canasta de bienes y servicios básicos cuesta en Colombia el doble que el salario mínimo mensual. Con la excusa de que ahora Colombia es parte del club de los países ricos de la OCDE, se busca que la ciudadanía pague las mismas tarifas de estos países, pero con un salario promedio que en Colombia es 6 veces menor a la media de esas naciones. Los impuestos de Alemania con la desigualdad de Haití, se podría decir.
Ojalá el Congreso de la República no acoja las propuestas de Carrasquilla y no sea ajeno al clamor ciudadano del pasado domingo, en el que más de 11 millones de personas expresaron su indignación contra un gasto público corrupto.
Twitter:@mariovalenci01