En respuesta a los que hoy critican al gobierno. A los que injustamente desde la comodidad de sus computadoras siguen disfrutando de la libertad y las propiedades que hubiésemos perdido el 8 de agosto del 2018.
Nadie queridas amigas y amigos, dijo que esto sería materia de meses para recobrar el Progreso del 2010, después de 8 años de destrucción sistemática. Ocho años de patadas y puñaladas a la institucionalidad democrática al son de las exigencias que llegaban desde Cuba.
Hoy parece que lo único que importa a la crítica política y mediática interna y externa al Presidente fuera cuestión única y exclusivamente de quien recibe contratos y quien coloca gente en los puestos públicos, del clientelismo, una de las pestes que la doctrina del doctor Uribe ha confrontado desde el 2002.
¿Será lo único que importa? No he visto a casi nadie ofrecer ayuda, proyectos, ideas, trabajo etc., ni a Uribe ni a Duque. Solo los llaman y los buscan para quejarse y pedir puestos. A poquitos que dicen, aquí está mi aporte a esta quimera de salvar la democracia, de combatir la amenaza real populista y comunista que todos conocemos.
Debemos saber bien que la recuperación de las políticas de Estado sanas será materia de cuatro años, e igualmente que el hecho de poder volver a una narrativa acorde con la legalidad compuesta por justicia y seguridad ciudadana no es solo cuestión de voluntad. Requiere recomponer los textos de la ley.
La ecuación que presenta Duque al país de: legalidad y emprendimiento en busca de mayor equidad, proviene de los cinco elementos básicos de la seguridad democrática que son seguridad ciudadana, cohesión social, independencia de poderes, transparencia en la gestión del Estado, y libertades y garantías sociales. De allí sale la teoría del doctor Uribe y el doctor Duque, de conformar un partido de centro, que deje de lado la disyuntiva entre derecha e izquierda; algo anacrónico que solo lleva a la pelea interna y externa por diferencias filosóficas irreconciliables cuando el Estado requiere ayuda administración provisional sería y honesta.
Tristemente, algunos que desde el día uno en que Uribe presentó Iván Duque como alternativa a representar sus ideas en la contienda por el poder, no han podido superar el hecho de que haya sido Duque, con un ideario fiel a la filosofía de centro e igualitaria de Uribe de origen histórico de base liberal, quien haya ganado el poder, quien ganó la nominación del partido, la consulta y las dos vueltas electorales.
Estas personas están dedicadas, de manera solapada y envidiosa, a hablar mal del Presidente en reuniones sociales, a quejarse, y de manera mezquina a minar un llamado a la unidad de país en torno a la difícil, casi que imposible reconstrucción del daño causado por Santos. Solo piensan en su propio futuro político y no en el de Colombia.
Mi humilde opinión es que Santos fue un error costoso. Nunca existió como fuerza política propia. Fue el idiota útil de la narco terrorista guerrilla, que no es más que crimen organizado y sus vínculos comunistas internacionales. De las ideas comunistas de caviar de su hermano y de sus amigos ideólogos habaneros. De la trampa en que se metió la angustia por conservar el poder de los allegados a Uribe en 2010, que querían para ello otra reelección. Santos en política era un error estadístico. Ganó fue el uribismo en 2010. Y perdió en 2014 el Centro Democrático por mal manejo de los medios dominados por los Santos.
Por tanto aquí en Colombia no hay santistas, lo que hay es una pila de oportunistas que cada cuatro años cambian de plumaje de bando y de bandera.
Pajarracos y bichos políticos, de profesión políticos. Que también son colombianos, con aspiraciones políticas, pocos serios y profesionales. Clientelistas muchos, y por eso, lo que vemos, es un llanto de los que perdieron mermelada y otro de los que también la quieren para ellos.
El presidente Duque se está partiendo el lomo trabajando como lo hizo Uribe, sin importar la crítica ni la adversidad. Los problemas actuales superan con creces a los del 2002, 2006, 2010 y 2014. Hoy parece ser Uribe y Duque contra el resto del mundo.
Problemas y errores hay y muchos, y claros descontentos, como no, pero no más que la voluntad de hacer el bien a la patria de un gran líder que es nuestro Presidente.
Es el momento de remangarse a luchar todos. De lo contrario abonamos el camino a quienes inexplicablemente por envidia y hambre clientelista hoy parecen sumarse más a Petro y a la farc política, en su interminable criticadera al gobierno.