Apenas ha pasado un año desde que el presidente Iván Duque asumió la presidencia de nuestro país, el 54% de los colombianos que lo eligieron creyeron que por ser una cara nueva y joven la situación de Colombia iba a mejorar. ¡Claro! Un hombre que no tiene antecedentes, que laboró con el Banco Interamericano de Desarrollo (una organización que trabaja en la financiación de proyectos viables de desarrollo económico) y que además de ello perteneció al Senado durante ocho años (2010-2018). Si miramos su biografía detenidamente nos podemos dar cuenta de que ha hecho parte de proyectos solidarios, lo que da la impresión de que es un hombre que se preocupa por el bienestar del pueblo (al que prometió más salario, menos impuestos y decirle no al fracking). ¡Mejor dicho, este hombre pintaba de maravilla!
Sin embargo, desde que se posesionó en el año 2018 las cosas no han salido bien, aparte de sus errores acerca de la historia de Colombia, en el mes de mayo la ONU reportó que las muertes de líderes sociales en Colombia habían aumentado en comparación de años anteriores (eso que apenas llevábamos cinco meses del año en curso) e hizo un llamado al gobierno colombiano para que se tomaran todas las medidas de seguridad necesarias para la protección a los representantes de la sociedad civil. El señor Duque en ese momento no opinó al respecto, fue hasta el 05 de junio que en un informe puesto en la página oficial del gobierno el Consejero para los Derechos Humanos afirmó que los asesinatos de nuestros líderes habían disminuido en comparación con años anteriores. Para el día 17 de junio hubo revuelo en distintos medios de comunicación, pues la noticia del momento era que “el presidente Iván Duque alzaba su voz junto con los colombianos que estaban en contra de los asesinatos” y además que repudiaba este hecho, pero, señor Duque, usted es el presidente, ¿bastará con que levante la voz y se indigne por ello?
Por otro lado, una de las crisis que enfrenta el país es la migración masiva de venezolanos, todos sabemos cómo es la paupérrima situación de Venezuela y de alguna manera hemos hecho lo posible por acogerlos, pero de ahí a que el país aguante a tanta gente, ¡¡es otra cosa!! Aquí juega nuevamente el importante papel del presidente en temas como este, y es que el mismísimo Iván Duque realizó la propuesta de llevar a cabo un cerco diplomático que permitiría mejorar las condiciones de vida. Y sí, suena muy bonito el querer ayudar e implementar un plan para garantizar buenas condiciones de vida a los migrantes venezolanos, que por cierto ya son miles, pero seguimos viendo cada día más y más venezolanos en los medios de transporte buscando ayudas monetarias mínimas para poder comprar al menos un plato de comida. ¿Realmente se está teniendo control de esta situación? Porque aparte de tener que subirse a un sistema de transporte público en donde nadie presta atención, muchos son sometidos a humillaciones o a trabajos que realmente no son bien pagos. Así que, querido Duque, necesitamos planes increíbles y más eficientes.
Por último y no menos importante, el 08 de abril Semana publicó un interesante artículo acerca del mandatario de Colombia con el objetivo de justificar su mal gobierno en lo poco que lleva desde que se posesionó, insinuando que este ha sido un año de aprendizaje, en donde afirman que "aunque los resultados no han impresionado, tampoco ha sido nada grave". ¿Acaso somos un videojuego en donde él está descubriendo la fórmula correcta para ganar? Si sí, ya ha perdido varias vidas. Y bueno, si cualquiera puede tomar la presidencia de un país como un aprendizaje, hasta yo me lanzaría para ocupar el cargo, con eso hago un par de jugadas a ver si con tantos intentos en algún momento le atino a manejar bien el país. Cuántas muertes y cuántos daños en la economía colombiana debemos esperar para que el señor subpresidente Duque haga lo que debe hacer: velar por el bienestar de un pueblo que lucha por avanzar y no por retroceder a los años de Uribe.
