Duque sí es el que gobierna, no es Uribe. Si Duque no se ha separado de Uribe es porque piensan igual, comparten la misma visión ideológica. No de otra forma Duque hubiera aceptado estar en la lista cerrada al Senado con Uribe, y con todo el uribismo.
Duque, que no es tonto, ni un títere, se dio cuenta que parecerse a Uribe tiene réditos en su popularidad. Por eso crean cortinas de humo a diario, con el conflicto armado, el acuerdo de paz, el narcotráfico y Venezuela. Por eso Guillermo Botero y Nancy Patricia Gutiérrez acaparan la agenda pública, mientras a Carrasquilla no se le conoce la voz y nadie sabe que en Colombia hay un ministro de comercio, “industria” y turismo naranja.
La estrategia es esa, que el país solo hable de lo que acrecienta la imagen favorable a Duque, haciendo lo mismo que hizo Uribe y poniendo a medio país a responderle. Mientras tanto, el debate sobre las causas históricas y estructurales de los problemas sociales del país, no se toca. Muy pocos hablan de que el Plan Nacional de Desarrollo, a punto de aprobarse con mermelada, es un pacto para acabar con lo que queda del Estado Social de Derecho, por la vía de que el Estado renuncie definitivamente a ser el rector de la economía, que lidere el progreso, el bienestar y promueva la producción de bienes y servicios con los que se satisfacen las necesidades de la población. Porque cualquiera puede echar discursos de superación personal y ventajas comparativas, pero lo cierto es que el hambre se resuelve con alimentos y son los gobiernos quienes deciden si se producen o no.
El Plan de Duque (como también se hizo con el de Uribe y con el de Santos), se encamina a que las necesidades de la población sean resueltas por los propios ciudadanos, no por el Estado. Como el Estado es corrupto e ineficiente, es mejor que lo haga el mercado. El problema es que el mercado es pobre, de bajos ingresos y con alta concentración. El salario real promedio del mercado colombiano es de $ 1.111.890 mensual, según el Departamento Nacional de Planeación, y con ese ingreso es materialmente imposible acceder a todos los bienes y servicios que garantizan el bienestar.
El Plan de Duque se encamina a que las necesidades de la población
sean resueltas por los propios ciudadanos, no por el Estado.
Como el Estado es corrupto e ineficiente, es mejor que lo haga el mercado
La única forma de hacerlo es con el Estado, pero este fue capturado por monopolios que no crean riqueza, ni producen, ni generan empleo. El actual sistema económico se implementó con la promesa de reducir el tamaño del Estado, pero no lo hizo, porque no son tontos. Ellos saben que es imposible que el mercado exista sin el Estado, por eso lo que hicieron fue capturarlo para rebajarse los impuestos, otorgarse los contratos y fugarse con las ganancias. Muchos sobrevivientes en el empresariado creen ingenuamente que Duque los salvará, cuando el plan es arruinar a sus clientes. La reforma al Sisbén va a sacar a 5 millones de personas, que ya no serán clientes ni del aceite o el azúcar por cucharadas.
¿Alguien medianamente sensato -en serio- piensa que una población mal alimentada, mal educada, enferma, con trabajos precarios, sin viviendas de calidad ni transporte decente, puede convivir pacíficamente? Pues, no será cayendo en las cortinas de humo, como idiotas útiles, que se resolverán estos problemas. Mientras no se ocupe de las causas y se recupere el Estado para crear riqueza y buscar equidad, lo único que cambiará es el apellido del esquilador.
Twitter: @mariovalencia01