A fallecido Dilan el joven que en palabras de su hermana Denis Cruz: “era un hombre noble, un hombre de paz, un hombre inteligente, capaz”, y queriendo evitar que en su muerte él se convierta en manos de la dirigencia de izquierda en un instrumento para sus fines pide total privacidad en su sepelio además de invocar como homenaje a su hermano “que no haya más disturbios, ni violencia”.
Flaco favor le hace Denis a la dirigencia de izquierda interesada en incendiar el país mientras le hace un gran favor a la patria cuando pide: “Gente linda de Colombia, no más violencia. El diálogo y el amor siempre serán nuestras mejores armas".
Igual también falleció el joven soldado Brandon Cely, de 21 años, atrapado, según manifiesta él mismo en un selfivideo, en un dilema entre su apoyo a las marchas incendiarias y el cumplimiento de la obediencia en la milicia antes de suicidarse, pero para la izquierda está segunda muerte como el dolor y muerte de policías no cuenta por no poderlo usar como bandera en sus revueltas.
Estos llamados desde la vida y la muerte no les han bastado. Se programaron marchas a lo largo y a lo ancho del país queriendo, por la teoría del modelo de “la revolución molecular disipada”, que busca a través de la violencia creciente paralizar la normalidad de los ciudadanos para deslegitimar al poder ejecutivo buscar su claudicación logrando al fragmentarnos, instalarse por este medio en un poder que no les fue entregado por las urnas.
Efectivamente, ya salió un halcón mayor del CD, Fernando Londoño, a pedir a nombre del partido, la renuncia del presidente, postulado por este partido al cargo, reclamando de este modo el solio que muchos ciudadanos no pertenecientes al mismo le entregamos. El CD le quiere cobrar a Duque su propia derrota en las elecciones de gobernadores y alcaldes buscando el muerto río arriba, atizando con ello más la hoguera encendida por la izquierda, buscando escalar más la confrontación creyendo en esto el remedio al mal momento de la patria.
En tanto: ¿qué ha hecho nuestro presidente Iván Duque después de que las muertes de Dilan y Brandon acaecieran?
Primero: llamar a la mesa del paro a un diálogo, de la cual se levantaron no sin antes dejar un petitorio de trece puntos suficientes para destruir la patria, aduciendo no sentarse con los gremios, reclamando para ellos el derecho de destruirnos como nación que es en últimas su objetivo.
Segundo: contener como un maestro zen, me imagino, las ofensas recibidas, y como lo enseñara Jesús, poner la otra mejilla, para tragarse dichos golpes.
Tercero: contener el golpe por golpe que muchos ciudadanos le exigen y reclaman sacando el ejército a las calles.
Cuarto: mostrar resultados inmediatos para aliviar a la ciudadanía de las cargas que le aquejan, como en bajar en el inmediato futuro la cotización de salud de jubilados, devolución del IVA a los más pobres, días sin IVA para todos y lograr del CD el retiro de su inconveniente propuesta de salarios menores a los más jóvenes y por el contrario buscar incentivos para su contratación.
¿Qué se ha logrado con todo esto?
Fundamental. Deslegitimar la violencia como a la muerte de Dilan reclama su hermana. A ella, según se desprende de su manifiesto, también le duelen el dolor de tantos policías y familias maltratadas por la violencia intestina de izquierda, de la cual, su hermano fue víctima por haber sido arrastrado, al igual que Brandon, al punto de su encuentro con la muerte en su cantar se sirenas ávidas de poder y venganza que quieren su cuerpo como una consigna más en su camino ilegítimo.
Los medios de comunicación al parecer empiezan a entrar en razón y van en camino de abandonar sus titulares extremistas, con los cuales, buscan mercado para sus medios, así sus columnistas sigan siendo incendiarios sin bozal. Tal vez en su informar sean ahora más ecuánimes y paren de incitar con titulares a la violencia cuantificado el languidecer de las marchas.
Nosotros los ciudadanos requerimos saber del decreciente sentir, del repudio cada día mayor a los llamados de dirigentes de izquierda y sindicatos que solo buscan preservar sus privilegios infundados.
Nosotros, los ciudadanos, necesitamos reconocernos en el otro y en todo los afectados, física, emocional y económicamente por el transcurrir de estas marchas, que en su esencia, niegan los derechos de todos a quienes perjudican y sostenernos, así sea con esfuerzo, en medio de su caos el transcurrir de nuestra normalidad que es lo que ellas quieren robarnos.
Antier, sobre las ocho de la noche, pasaron gritando sus consignas cerca de mi ventana, por la carrera 38 del barrio Cabecera, haciendo sonar sus cacerolas donde sus residencias, plagadas de edificios, son catalogados estrato seis, en una marcha ruidosa y a la vez intimidante para estos ciudadanos tal vez con el propósito de hacerles sentir que la revolución está tocando a sus puertas.
No, señores marchantes, sepan que ustedes no nos intimidan, ni con su actuar nos provocan.
No requerimos ni la protección de la policía o el ejército para dejarlos pasar frente a nuestras puertas en tanto no pretendan violentarlas.
El estoico actuar de nuestro presidente Iván Duque en su actuar en el camino de Gandhi de la no violencia es inspiración para nuestro actuar.
Señores de izquierda, ustedes ya han sido vencidos por el pueblo cuando abandonamos su deseo de escalar la violencia que buscaban con su actuar.
Nosotros, la inmensa mayoría de los ciudadanos, pasaremos junto a sus marchas con paciencia salvaguardando nuestra normalidad, sabiendo que tenemos un presidente que sabrá mezclar en justa medida el sentir de todos los colombianos.
El llamado a todos en salvar el diario discurrir de nuestras vidas pese a los obstáculos y el daño que la izquierda busca con sus marchas queriendo destruir nuestro sistema económico y democrático.
