No existe en Colombia crítica ponderada y justa de los medios de comunicación, se cree que todos trabajan con el precepto de la libertad y el que haya noticias o columnistas que cuestionen el establecimiento supone que los coloca en condiciones de total independencia.
¿Qué puede hacer un desprevenido ciudadano que antes de salir a su trabajo o en busca de empleo, es acribillado por titulares de prensa, radio o televisión, sin que pueda defenderse? De un disparo con mira telescópica noticiosa, de esa naturaleza, no se escapa el vecino.
Porque eso es lo que ocurre cotidianamente en la geografía nacional con relación a las noticias: No se pone en duda el papel protagónico, la conducta mediática y la dirección política que tienen regularmente los grandes medios de comunicación.
Y, naturalmente, cuando los medios combinan hábilmente las informaciones y contra informaciones la noticia no tiene sospecha. El bombardeo desinformativo y propagandístico termina dejando a las personas confusas y desorientadas.
Las bajas continúan; desde la caja boba, por ejemplo, salen ráfagas, golpes de opinión, entrevistas, frivolidades, recetas y fórmulas que dejan convertido en añicos el pensamiento libre de los receptores.
¿Por qué, nos preguntamos nosotros, los grandes emporios informativos son arrogantes, menosprecian al pueblo, son mezquinos en el análisis de la crisis y solo celebran, con bombos y platillos, lo que suele ser insustancial y desconocen los medios alternativos libres y comunitarios?
Esos medios, dueños de la verdad y la libertad de expresión hablan a diestra y siniestra, multiplican la diestra y la siniestra, condenan la diestra y la siniestra, pero siempre se sienten cómodos y placenteros a la diestra, que es su morada preferida.
Noam Chomsky, pensador norteamericano, en su obra “La Oligarquía, esencia de la democracia”, dice: “De acuerdo con las concepciones imperantes de los EEUU, (aplicables en nuestro medio) no supone un daño a la democracia el que un pequeño grupo de corporaciones controle el sistema de información: de hecho esa es la esencia de la democracia”.
Democracia de papel, fascinación de recetas de cocina, horóscopos para desorientados, fanatismo deportivo, gentes que peregrinan buscando noticias criminales y políticas como una moda de actualidad pública, pero sin ubicarse al lado de la verdad para cambiar las cosas.
Pareciera que los grandes medios no se percatan de los que pasa en el país, de las grandes desiguales sociales; son monopolios que atrapan el silencio de los inocentes, aquellos que hacen de las noticias un show mediático y prefieren mantener el vínculo consanguíneo con el establecimiento que les pauta.
Al país le hace falta una prensa verdaderamente crítica, porque los dueños de los conglomerados, en pocas líneas, pueden sostener o sembrar los secretos de la continuidad corrupta que florece en el país.
Solo falta que le digan a Colombia que tenemos un abismo bajo los pies y que en necesario darle paz y continuidad a la Nación para evitar el colapso institucional.
Estamos como Francia en 1850, cuando el Filósofo de Tréveris dijo:
“Mientras la aristocracia financiera hacia las leyes, regentaba la administración del Estado, disponía de todos los poderes públicos organizados y dominaba la opinión pública mediante la situación de hecho y mediante la prensa, se repetía en todos los oficios, desde la Corte hasta el cafetín de mala nota, la misma prostitución, el mismo fraude descarado, el mismo afán por enriquecerse, no mediante la producción, sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada”.
¿Cómo no entender que le libertad de prensa en donde hay poder económico es la libertad de comprar, mediante los Odebrechts criollos, aplausos, elogios y opinión pública?
Causa estupor que una aspiración al senado cueste doce mil millones de pesos.
Si los políticos hacen parte de la cartera del Estado y de las Corporaciones económicas privadas, la noticia es amañada, se queda en la mitad del camino y no sobrevive a la veracidad.
Los medios subordinados a la publicidad gubernamental, que se mantienen por el chantaje, los abrazos, celebraciones y sonrisas fingidas se desnaturalizan fácilmente y como decía el Líder Guillermo León Casas: “debajo de los intereses de la Patria se ven las haciendas, las fortunas mal habidas y los intereses económicos”.
Por esa razón los medios alternativos son una piedra en el zapato de los grandes monopolios mediáticos.
Pareciera que poco a poco los medios que critican al Jefe del Estado por haber recibido apoyo de una empresa criminal, que nació para comprar presidentes, parlamentos y gobernantes en América Latina, para hacer honor las trasnacionales de la época, lo que pudo ser legal pero inmoral, terminen haciendo una maratón para no quedarse rezagados a la hora de participar en las gangas, recibir las canonjías y las prebendas del poder. Hasta pronto. Hasta pronto.