A los 28 años el colombiano Yonathan Bursztyn ya graduado como ingeniero industrial de la universidad Javeriana de Bogotá y especializado en artes gráficas en Estados Unidos, era un empleado aburrido en los negocios de sus padres, Bernardo Bursztyn y Ana Vainberg, una pareja de inmigrantes judíos de Polonia y Rumania que huyeron de las guerras europeas a principios del siglo pasado y el destino los juntó en Colombia.
Por aquellos días, ya finalizando los años 80, la oportunidad de independizarse y el sueño de gerenciar su propia empresa se le hizo realidad a Yonathan Bursztyn con la compra de Bonreal, una marroquinería en quiebra, ahogada por las deudas, a la cual le cambió el nombre por Nalsani. Empezó a vender productos de cuero en almacenes locales y en Estados Unidos. Maletas y maletines eran algunos de sus productos más vendidos.
Pero el gran giro del negocio, y que daría origen a Totto, la ahora empresa multinacional que está presente en 45 países se dio en una feria empresarial de Italia, donde anualmente se reúnen empresarios y fabricantes de cuero para compartir experiencias y hacer negocios. Fue allí donde Yonathan Bursztyn conoció una empresa que había llevado productos hechos en lona, un material sintético mucho más barato que el cuero. Al empresario colombiano le llamó la atención este tipo de materiales porque le permitía hacer productos más económicos y así poder llegar a públicos a los que el cuero o no les interesaba o les parecía muy costoso.
Al llegar a Colombia, Yonathan replicó la idea y su empresa empezó a fabricar maletas en lona coloridas con los buenos terminados y la calidad que exige la marroquinería. Fue un éxito comercial. Había que ponerle nombre a las maletas y escoger Totto no fue tan difícil. Así se llamaba uno de los grupos de rock preferidos del empresario: Toto. Bursztyn y su equipo de creativos solo tuvieron que agregarle una T en la mitad del nombre y listo, así el hijo de inmigrantes se convirtió en el dueño de Totto.
No hay un solo colombiano que en su vida no se haya cruzado con una maleta Totto, una marca que lleva más de tres décadas acompañando a estudiantes y empresarios.
Desde su fundación el 17 de julio de 1988, Totto no ha dejado de crecer. La primera tienda se abrió apenas un año después en las instalaciones de la fábrica, la gente que llegaba tocando la puerta luego de encontrar la dirección dentro de algún producto. En 1990 lanzó su primera colección de ropa, y en 1992 abrieron como franquicia la primera tienda en el exterior, en Costa Rica; para 2009 ya tenía tiendas en España. Hoy tiene presencia en 46 países a través de más de 600 tiendas.
Aunque hoy en día, por temas de competitividad y precios, actualmente, fabrica casi el 70% de sus productos en China y otros países de Asia, esta marca es una de las más queridas y más propias de los colombianos. La creatividad y el diseño de sus piezas es totalmente nacional. Benny y Natalie, hijos del dueño de Totto, de 63 años, hoy están a cargo de los procesos más importantes. Natalie es la gerente de Mercadeo y Benny está a cargo de la innovación y la tecnología de la empresa.
Por estos días de vacaciones y temporada navideña la empresa está lanzando su más reciente producto Totto travel, una línea de modernos artículos de equipaje y accesorios, que fueron creados para brindarle a los diferentes tipos de viajeros, desde el empresario hasta el aventurero, que necesitan maletas para que sus viajes se amolden al mercado actual, como el de las aerolíneas que ahora con el negocio low cost, requieren tamaños de maletas específicos para cada compra de tiquetes y así no pagar de más.
Hoy esta marca se quiere volver referencia para los viajeros de aeropuertos que deben tener pesos y medidas exactas para no pagar más en sus travesías por el país y el mundo.
Las nuevas maletas, según sus características, son espaciosas, seguras, cómodas, resistentes, y sus tamaños, que van desde la talla pequeña, maletas de cabina y las más grandes, para bodega, con un estándar de medida pensado para funcionar con las exigencias de las aerolíneas.
Parte del éxito del dueño de Totto ha sido saber adaptar sus productos a las preferencias de los diferentes mercados. Hay algunos donde prefieren bolsos mucho más grandes, estampados o colores más estridentes, en cambio hay países más minimalistas, o lugares del mundo donde no gustan los colores como gustan en los climas cálidos. Eso sumado a la calidad de sus productos los ha hecho los maletines preferidos por los bachilleres y universitarios y ahora quieren quedarse con los viajeros que andan de aeropuerto en aeropuerto.
