Bernard Arnault y François Pinault tienen en común algo más que la sílaba final de su apellido. Ambos son franceses, sus fortunas se cuentan en miles de millones de dólares, los números de sus grupos empresariales también, las marcas de su portafolio son sinónimo de glamour y sofisticación, y son rivales de la guerra del lujo desde hace más de 20 años.
Arnault ha tomado ventaja. Hoy es el hombre más rico del mundo. Ha logrado que la cara del número uno de los multimillonarios de Forbes haya superado a la de los dueños de la tecnología, de internet, de la nube, de los autos eléctricos, y haya pasado al mundo de la alta costura, de las joyas y el champagne. En tiempo real el 2 de febrero la fortuna sumaba 217.500 millones de dólares. La de su oponente, en el puesto 31, 42.000 millones de dólares. En cuanto a ventas, el conglomerado LVMH de Arnault y Kering de Pinault hacen el uno-dos en el ranking de Forbes de las 10 empresas de artículos de lujo con más ventas en el 2021.
El thriller de estos dos magnates empezó desde el último año siglo pasado. En marzo de 1999, Gucci, el emblemático grupo italiano de Florencia, lanzó un SOS al grupo de Pinault, que por esa época se llamaba PPR, para que se hiciera a una participación mayoritaria de la firma para luchar contra el intento de LVMH de quedarse con ella. Esa fue la chispa que encendió la batalla. Gucci era una de las firmas de moda más cotizadas del mundo con su tradicional franja rojo-amarillo-verde-azul, reconocida en todas partes. Y Pinault ganó ese enfrentamiento. Se hizo al 41 % y Arnault vio caer su participación accionaria del 34 % al 20 %.
Bernard Arnault es el hombre más rico deel mundo con un portafolio de más de cien marcas sinónimo del lujo
El siguiente duelo se dio alrededor de Yves Saint Laurent. La firma francesa era muy apetecida por Arnault, pero en este caso también se atravesó Pinault y se quedó con ella. Cuando hubo cese de hostilidades en la batalla de Gucci que llegó hasta los tribunales, Arnault decidió ponerle punto final en septiembre del 2001, se desprendió de las acciones, y las adquirió PPR.
BA, como se le llama en el mundo empresarial, ripostó con una frenética carrera de adquisiciones de hasta cien empresas en una década, Pinault hizo lo propio pero con más mesura, y cambió el nombre a su grupo por Kering. Al final de este torbellino en la cartera de Arnault estaban íconos del lujo como Christian Dior, Bulgari, los hoteles de prestigio Belmond, y otros símbolos de la opulencia como Loewe, Louis Vuitton, Givenchy, Guerlein, Céline, Tag Heuer, Dom Pérignon y Moët &Chandon. Las italianas Pucci y Fendi.
Bernard Pinault, 86 años, el patriarca que comenzó la dinadtía millonaria con un aserradero
En el portafolio de Pinault se enlistaban Gucci, Yves Saint Laurent, la firma de moda Balenciaga, la joyera Boucheron, la marroquinera Bottega Veneta, Brioni y Alexander McQueen.
Nada mal para el patriarca de 86 años que comenzó la dinastía millonaria desde una maderera en Bretaña, que a los 16 dejó la escuela, aburrido de que se burlaran de su acento campesino, que se fue a la guerra de Argelia y que a los 26, con su primera esposa Louise Gautier tuvo tres de sus cuatros hijos: François Henri, Dominique y Laurence. Con su segunda mujer llegó el cambio, de la mano de Maryvonne Campbell, una comerciante de antigüedades, haría su entrada al mundo del arte, y con la compra en serie de empresas quebradas ingresó al negocio del lujo en el que nacieron el Grupo Artemis y el Grupo Kering, con 60 empresas.
François-Henri Pinault, el primogénito del magnate, casado con Salma Hayek es el CEO desde el 2003
Convertido en multimillonario, hace tiempo comenzó a delegar tareas y hoy el CEO es su primogénito François-Henri Pinault, quien se casó con Salma Hayek en el 2009 y tienen una hija llamada Valentina Paloma. En París, como director emérito, el patriarca sigue atento a su imperio del lujo, a su colección de arte, la más grande del mundo con 3.000 piezas. A su casa de remates Christie´s, al diario Le Point, las zapatillas Puma y los goles de su equipo de fútbol Stade Rennais.
Arnault ha sido el gran ganador. Discreto, poco conocido fuera de Francia, siempre impecablemente vestido, de hablar suave y dulce sonrisa, pero de “dientes de acero”, su discreción contrasta con el brillo de sus marcas, como los diamantes de Tiffany que compró en 2019 por 16.000 millones de dólares. O la más reciente adquisición: la mansión parisina de Emanuel Ungaro, uno de los grandes nombres de la alta costura, por 60 millones de dólares.
Su imperio de 862.000 millones de dólares a precio de mercado del 2 de febrero, no se hizo de la noche a la mañana. El ingeniero nacido cerca de la frontera con Bélgica logró transformar el negocio de construcción de su padre en negocio inmobiliario y aceptó la convocatoria del gobierno francés para invertir en empresas quebradas como Christian Dior y Le Bon Marché. Ese fue el comienzo. Para 1987 la sigla LVMH ya era una realidad: Louis Vuitton y Moët Hennesy, esta última fusión del champagne Moët & Chandon y el coñac Hennessy, un emblema de la vida francesa. Lo demás ha sido su estilo empresarial con el respeto total por la individualidad de cada marca, y una publicidad glamurosa para enganchar a los jóvenes con accesorios de menor costo.
El duelo de los titanes del lujo pasará ahora a Internet. El lujo ha llegado tarde a la red. Los locales de ensueño esperaban los clientes selectos para mostrar las costosas y exclusivas creaciones. Pero todo se vino al piso cuando en Internet empezaron a aparecer sus productos en formas de segunda mano sin el control de la marca. Llegó la reacción. Arnault tiene desde el 2017 tienda online en China, Kering también ha llegado a las redes. Ya no hay temor de perder el halo de lujo en el ciberespacio, ni colocar allí el precio que pocos pueden pagar.
Delphine, la hija de Arnault, 47 años, tomó desde el 1 de febrero las riendas de Dior
Ese duelo tendrá actores de la nueva generación. Pinault pasó la antorcha desde el 2003 a Francois Henri, Arnault tiene cinco hijos en el negocio. En diciembre hubo remezón. El cambio más importante fue el nombramiento de Delphine (47 años), en la dirección de Christian Dior Couture, la segunda mayor firma de moda del grupo. Desde el 1 de febrero asumió su cargo. Los demás hermanos se posicionaron así: Antoine (45) fue nombrado director general y vicepresidente del consejo de administración del holding Christian Dior y mantiene sus cargos directivos en distintas firmas del grupo, como Fendi. Alexandre (30), vicepresidente ejecutivo de Tiffany, Fréderic (27) al frente de los relojes Tag Heuer, y Jean (24) director de marketing y desarrollo de relojes de Louis Vuitton.
Con Arnault llegó el primer europeo a la cúspide de las listas de los ricos del mundo, librando una batalla con un rival de su país y el estilo paradigmático de los negocios en el Viejo Continente: pensar en el pasado lejano y las décadas que vienen, en el mínimo detalle del producto, no solo en las ganancias del próximo balance. En los refinados salones o en el ciberespacio, la guerra del lujo continúa.