La cuarentena y la cancelación del tránsporte aéreo y terrestre sorprendieron a Dejan Stanimirovic. El serbio, nacido en Belgrado hacía 46 años, había llegado en febrero a Colombia. El vínculo del Cartel de los Balcanes y los carteles de la mafia colombiana arrancaron desde comienzos del 90, cuando eran socios de Pablo Escobar. Nunca se rompieron los lazos. Dejan, conocido con el alias de “Marcos” llegó a Colombia, el 20 de diciembre a encargarse de un cuantioso envío de cocaína a Europa.
Todo el control de la coca que llega a los Balcanes recaía en Stanimirovic. Ese cartel está integrado por los mafiosos más duros de Serbia, Montenegro, Rumania y Croacia. Los puertos de Bélgica, Holanda, Italia, España, además de controlar uno de los mercados más apetecidos de Europa: Rusia. Sus contactos en Suramerica no se limitaban a Colombia, también se mueven con eficiencia en Perú, Ecuador y Bolivia.
Los días se alargaron y la crisis del Coronavirus lo encontró hospedado en la casa del exparamilitar José Rivera, alias Soldado. Allí permaneció casi un mes, en la casa del barrio La Floresta en Guamal Meta. El 31 de marzo, en medio de una borrachera de whisky y vallenato, los dos hombres empezaron a jugar con la ruleta rusa. La familia de Soldado estaba ahí, su esposa y sus dos hijos. Ellos fueron los testigos de una situación completamente absurda: primero se disparó en la cabeza Soldado, luego, en el pecho, se disparó Dejan Stanimirovic. Tambaleante, el hombre salió de la casa
En el atardecer de ese 31 de marzo dos policías que patrullaban el barrio encontraron a ese hombre alto, rubio, sangrado y tambaléandose. Al verlos cayó al suelo. Al principio creyeron que era un español, lo llevaron al centro de salud más cercano y ya estaba muerto.
La policía se quedó en el lugar. Descubrieron la casa, querían entrar pero el hijo de Soldado los esperaba y los recibió a punta de plomo. Mató a un policía pero al poco rato se rindió. En la casa encontraron el cuerpo del exparamilitar y un arsenal de armas.
