Dr. Humberto de la Calle: al cabo Peña todavía lo esperan en casa
Opinión

Dr. Humberto de la Calle: al cabo Peña todavía lo esperan en casa

Por:
octubre 21, 2014
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

El próximo primero de noviembre se cumplen 16 años de la cruenta toma terrorista por parte de las Farc a la población de Mitú, capital del departamento de Vaupés.

Bien que mal, el drama para los más cien de policías que custodiaban a Mitú ya prácticamente terminó: los que no fueron asesinados el día del ataque, murieron durante el cautiverio, como el coronel Julián Ernesto Guevara, el hijo de doña Emperatriz Castro, una de las mujeres más valientes y dignas que ha conocido el país.

Otros uniformados fueron liberados unilateralmente por la guerrilla o rescatados por las fuerzas del orden, como el hoy general en retiro Luis Herlindo Mendieta, el mismo al que la guerrilla no oculta su odio y resentimiento.

El único policía del asalto a Mitú cuya suerte se desconoce es el cabo Luis Hernando Peña Bonilla. El 2 julio de 2008, el día que el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe logró la liberación de la política colombo-francesa Íngrid Betancourt, de tres ciudadanos estadounidenses y de once militares y policías, varios uniformados empezaron a hablar de algo que se mencionaba con insistencia entre secuestrados y familiares: que Peña Bonilla enloqueció en la selva y que el Mono Jojoy y Martín Sombra dieron la orden de fusilarlo.

Pues bien, la madre del policía Peña, doña Leonor Bonilla, lleva 16 años pidiendo que le digan qué pasó con su hijo.

“A mi hijo le mando decir que si está vivo, que Dios y la Santísima Virgen lo acompañen…, que lo recordamos mucho”, aseguró la angustiada madre en diciembre de 2012. “A las Farc les pido que me den noticias de mi hijo, que si está vivo me lo devuelvan, que Dios cómo los bendijera si me lo devuelven, pero que si está muerto estamos esperando que me devuelvan su cadáver”, agregó.

A finales de febrero de 2012, cuando las Farc anunciaron que dejarían libres a todos los militares y policías que tenían en su poder y que proscribían la práctica del secuestro con fines extorsivos, doña Leonor salió por varios medios de comunicación a implorar que le dieran razón de su hijo.

Pero no fue así. El 4 de abril siguiente las Farc dejaron en libertad a una docena de uniformados que llevaban pudriéndose en la selva entre 12 y 14 años. El policía Peña Bonilla no apareció por ningún lado y este es el momento en que el grupo guerrillero —el mismo que dice en Cuba querer la paz para Colombia— no da razón de él. Martín Sombra, el llamado carcelero de las Farc, ha dicho que no sabe qué sucedió con el hijo de doña Leonor Bonilla.

Entonces el dolor de la familia es inmenso. Más aún: como fue secuestrado, la noticia informal de su muerte no sirve legalmente para que la pensión pase a sus seres queridos. Eso sí, no ha faltado incluso la versión de quienes sostienen haberlo visto vivo en la selva. En otras palabras, los Peña Bonilla no han podido terminar el duelo. Algo terrible después de tantos años.

Del cabo Peña Bonilla solo quedó como recuerdo un diario que escribió en cautiverio y que sus compañeros de secuestro trajeron cuando volvieron a la libertad.

Son líneas escritas con dolor. “Voy a calentar las alas porque esto (del canje humanitario) se aproxima y me voy a comer maíz de la Rita Álvarez en (el municipio de) Sogamoso”.

La falta de afecto durante el secuestro también la retrató con un “me pongo como un tomate cuando veo una fariana. Son hermosas".

Incluso escribió sobre la molestia que le causaba el hecho de que sus compañeros de plagio hicieran insinuaciones sobre su salud mental “Me han revisado médicos farianos y el último me dijo en tono aceptable y dinámico que yo me encontraba en perfecto estado. Es más, no hubo necesidad de diagnosticar droga y yo me sentí contento”, enfatizó.

Después de tantos años de drama, sería muy bueno que los delegados del gobierno en las negociaciones de La Habana les exigieran a sus ilustres interlocutores que digan de una vez por todas que pasó con el cabo Peña. Si está muerto, como todo parece indicar, que devuelvan el cadáver para que su familia termine de una vez por toda esta pesadilla de 16 años. No tiene presentación que nadie saque la cara por un pobre hombre que cayó en desgracia en momentos en que le prestaba sus servicios al país.

Si las Farc tienen verdadera voluntad de reconciliación, nada mejor que reconocer sus errores y admitir que en un ataque de locura —ese sí locura— el Mono Jojoy y Martín Sombra ordenaron el fusilamiento de un miembro de las Fuerzas Armadas al que el secuestró enfermó e hizo perder la cordura.

Claro que no será fácil porque las Farc insisten en que  nunca han tenido secuestrados, solo prisioneros políticos o de guerra, seguramente como fue el caso de Peña. Difícil conseguir la paz y la reconciliación en medio de tanta indolencia e irrespeto.

 

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
¿Qué pedir para Colombia en 2018?

¿Qué pedir para Colombia en 2018?

Lo que me preocupa de la JEP

Lo que me preocupa de la JEP

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--