A los periodistas y personas que a diario visitan el Congreso de la República, no les extraña ver en sus corrillos a personajes que por uno u otro motivo tratan de hacerse notar en busca de un reconocimiento que le dé sentido a sus vidas.
Entre estos se encuentran la abogada penalista Ana Félix Romero y Guillermo Nanneti Valencia, un abogado y politólogo, familiar del expresidente Guillermo León Valencia, quien tiene una candidatura a la Presidencia de la República, aspiración que mantiene en mente, con la idea de llevar una vez más a la familia Valencia al Palacio de Nariño. En el caso de Ana Félix no se puede olvidar que suma veintiocho candidaturas a cargos de elección, entre las que se cuentan las intenciones de llegar a magistrada de la Corte Constitucional, Defensor del Pueblo, Procurador General de la Nación, Consejo de Estado, Contralora General de la República y Concejal de Bogotá. Quienes la conocen, aseguran que es común verla en el Senado de la República o en la Cámara de Representantes en cada candidatura que les corresponde elegir a los miembros de estos dos órganos, postulando su nombre para ver si le es posible acceder a un cargo desde donde pueda manejar cierto tipo de poder, y ser reconocida por el mundo de la política y el alto gobierno como es su mayor intención.
Por ser conocida por los policías que vigilan el ingreso al Capitolio Nacional, a Ana se le permite el fácil acceso al recinto, incluso a los salones sociales de la Cámara de Representantes y del Senado donde los congresistas atienden a sus asesores y brindan entrevistas a los distintos periodistas de los medios de comunicación que cubren política. Uno de estos policías, que pide omitir su nombre dice que, “en ocasiones Ana se ve obligada a aguantar hambre con tal de permanecer la mayor parte del día en el Congreso de la República, buscando hablar con algún parlamentario que le brinde su apoyo para su próxima aspiración”. Desconocen de dónde pueda obtener recursos para subsistir, pero no descartan que pueda pertenecer a una familia de clase media que con seguridad le brinde su apoyo, porque su manera de vestir no es precisamente la de una persona muy necesitada.
En efecto así es. Ana vive en el barrio la Soledad, sector en donde habita junto con su familia materna, más exactamente sobre la calle 34 con carrera 28. Ana Félix, es la menor de cinco hermanos a quienes le brinda su apoyo incondicional, según ella, por ser la única mujer en el grupo de hijos. “Se puede decir, que soy la consentida de mi familia”, dice la abogada mientras cuenta detalles de su vida.
Aun así, según lo narrado por fuentes del Congreso que piden omitir sus nombres, Ana no evita pasar dificultades económicas. A las horas de hambre que se ve obligada a soportar como aseguran quienes la conocen, “se suma el que en ocasiones debe caminar desde su casa en el barrio de la Soledad hasta el Congreso de la República, esto por no tener recursos para pagar buseta o Transmilenio que la transporten hacia el legislativo”. Por un tiempo estuvo vinculada a la oficina de trabajo del senador conservador Hernán Andrade, luego tuvo la oportunidad de ayudar en la de Juan Lozano, sin embargo en estos momentos no goza de ningún contrato laboral que la ate a los congresistas que persigue minuto a minuto, como lo hace con el representante del Partido de la U Miguel Gómez Martínez, quien en ocasiones debe salir e ingresar a la plenaria de la Cámara de Representantes por la cabina de sonido, debido a que es tanto el asedio de esta abogada, que según él, ya no tiene manera de quitársela de encima.
Lo mismo le sucedió al exdirector de la Aeronáutica Civil hoy Gerente de Transmilenio, Fernando San Clemente, quien durante la campaña de Andrés Pastrana a la Presidencia coordinó la oficina de profesionales y al representante Gómez Martínez quien también sufrió la misma persecución. Sus constantes idas al Congreso de la República las combina con los servicios que como abogada penalista presta a sus clientes. Esta actividad le permite ganar uno que otro ingreso para sobrevivir.También es conocida en el Consejo de Bogotá, lo mismo que en la Junta Administradora Local de Teusaquillo. La cercanía de su casa a estas corporaciones hacen que su desplazamiento sea temprano en mañanas, momento en que se le ve corretear a los concejales y ediles, algunos de los cuales le atienden con agrado, otros no tanto.
Ana no desiste de su intención de fortalecer sus relaciones para que en un futuro no muy lejano pueda desempeñarse en un cargo que según ella, le permita explotar sus capacidades como la profesional que es.
Con Guillermo Nanneti Valencia sucede una situación muy particular. Su estirpe de delfín político no le sirve para ser socialmente reconocido. Por el contrario, quienes se encuentran en los más altos círculos de la política le huyen, y le saludan, por aquello que ellos denominan como “El Arte de la Diplomacia”, más no porque les agrade encontrárselo. Este personaje a diferencia de Ana Félix, acude al Congreso de la República para colarse en los foros, audiencias y seminarios que allí se realizan con el ánimo de intervenir y demostrar sus dotes de orador y conocedor de los temas del país. En algunas ocasiones se le permite intervenir, en otras no, porque quienes lo conocen, saben de antemano que suele extenderse en el tiempo.
Guillermo Nanneti fue candidato a la Presidencia de la República por el movimiento Liberal Socialdemocrata en el año de 1998. Su aspiración la hizo bajo el lema de “Las Patillas del Cambio” haciendo alarde de sus muy particulares y conocidas patillas. Al ser derrotado en primera vuelta, adhiera al candidato liberal Horacio Serpa Uribe y más adelante hace todo el lobby político para quedar dentro de la junta del Partido Liberal, tarea que no logra al encontrar bastante resistencia en la cúpula del oficialismo.
Su manera de vestir dista mucho de la de Ana, porque mientras ella guarda la elegancia y buen porte, este tiene su propio estilo que le caracteriza. Sus inconfundibles patillas suelen ser acompañadas por un chaleco en lana gris y negra, corbata roja, saco y pantalón negro.
Nanneti piensa que por su ascendencia de familia presidencial debe cuidar de su seguridad, por eso a diario se le ve acompañado de escoltas que él contrata y un fotógrafo que le acompaña a donde quiera que va. Todas estas personas suelen abandonarle cuando cumplen el primer o el segundo mes de trabajo ante el incumplimiento del pago debido a que su sangre de delfín político no es suficiente para poseer todos los recursos económicos que él quisiera tener. Subsiste solo con las pocas ganancias que le deja una revista que dirige en el departamento del Cauca, de donde es oriundo, a la que le pautan sus amigos más cercanos.
Como Ana y Guillermo Nanneti Valencia, hay muchos personajes que acuden al Congreso de la República y que han hecho fama no por la importancia de su labor, sino por alguna particularidad que hace que no pasen desapercibidos ante los ojos de los demás.
Nota ciudadana
