De la Piedad Córdoba alta y sólida ya poco quedaba. En los últimos meses la senadora del Pacto Histórico se debilitó tanto que muchas de las personas cercanas tenían miedo por estado de su salud. La causa de su decaimiento tenía nombre propio: Álvaro Córdoba, su hermano.
La fuerza de Piedad para seguir peleando por sus causas y sus proyectos se debilitaron cuando el 20 de enero de 2023, exactamente un año antes de su muerte, Gustavo Petro firmó la extradición de su hermano menor por narcotráfico. Siempre creyó en su inocencia. La captura de Álvaro terminó alejándola de todos y de todo. Con muchos miembros de su familia hubo fracturas. Muchos la culparon de las decisiones tomadas por Álvaro, que para completar terminó declarándose ante la Corte de Estados Unidos. Esto la destruyó y la aisló aún más. Se quedó sola rodeada por sus hijos y Luis, su pareja de sus últimos 14 años.
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A finales de 2020 Piedad Córdoba anunció que daría un paso al costado y que se alejaría de política electoral para dedicarse a levantar una finca en los Llanos Orientales con su pareja de entonces, Luis, un agrónomo llanero especializado en agroecología y muy conocedor de la vida de campo que en los últimos 14 años se convirtió en su compañero.
Piedad conoció al agrónomo llanero en 2010 en un conversatorio de paz en Bogotá. Se volvieron a ver en otro evento social en Villavicencio y un par de meses después coincidieron en otro más en el Cauca. En esos encuentros casuales se fueron enredando sus vidas. De Luis poco se sabe públicamente porque tanto Piedad Córdoba como él siempre quisieron mantener su relación con bajo perfil.
Luis se formó académicamente en Cuba, donde se exilió con su padre en los años 80 por cuenta el exterminio contra la Unión Patriótica, partido al que pertenecían por aquella época. Después de saltar a Estados Unidos y trabajar algunos años allí regresó al país para meterse de lleno en proyectos agrícolas y sociales, causas que le hicieron nacer un interés en Piedad, quien, ante la timidez y silencio del llanero, fue quien dio el primer paso para que la relación se consolidara.
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Piedad y Luis construyeron proyectos en conjunto sin tener afinidad en sus vocaciones de vida. Él gusta poco de la política electoral y ella tenía distancia del mundo del campo. Pero el estar metida entre animales y frutas lograron quitarle a Piedad el estrés y las angustias que le dejaba la política, al punto de cederle la curul a su hijo médico psiquiatra, Luis Castro, quien hizo pausa en la profesión para recoger las banderas de su mamá, en las elecciones del 2018.
Piedad entregó la posta y por primera vez se ocupó de su vida personal y junyto a Luis compraron una gigante finca en Puerto López para ponerla a producir. Fuer su refugio en los años de pandemia, que le dieron la fuerza para recibir el golpe cuando no logró convencer a su hijo psiquiatra de persistir y no renunciar a su curul en el Senado. Para una luchadora como ella resultaba inconcebible.
Piedad Córdoba sabía caminar sola
El agrónomo apareció 15 años después de estar sola, entregada a la política, dedicada a fortalecer su movimiento electoral que le había permitido en 1991 llegar a la Cámara de Representantes. El activismo político la defensa de las ideas progresistas, de los derechos humanos, de las mujeres, absorbieron su energía, dejando el mundo familiar en un segundo plano. El matrimonio con Luis Ángel Castro fue el más golpeado.
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Luis Ángel Castro y Piedad Córdoba se conocieron en Medellín cuando ella estudiaba derecho en la Pontificia Bolivariana de la capital antioqueña y él, quien fue por muchos años instructor del Sena, se hacía sociólogo. Los dos esposos, muy amantes de la noche bohemia y la rumba, principalmente de la salsa caleña, montaron los primeros bares de salsa que hubo en Medellín en los años 80: La Tambora y Habana Club. Los locales los tuvieron que cerrar después de la visibilidad política de Piedad. En una ocasión intentaron incendiar las discotecas.
Atrás quedaron 22 años y un matrimonio que había empezado en 1973, del que habían nacido cuatro hijos: Natalia María, Camilo Andrés, Juan Luis y César Augusto. El divorcio se formalizó mediados de los años 90 cuando Piedad coronaba su lucha con una curúl en el Senado, en donde su voz empezó desde entonces a retumbar.
Fue en 2010, cuando el procurador Alejandro Ordóñez se le atravesó en la carrera legislativa dándole muerte política por 18 años, una decisión injusta que el Consejo de Estado se encargo de reestablecerle su curul con más de mil millones de pesos. EL dinero con el que compró la finca en los llanos, el refugio tranquilo hasta cuando Gustavo Petro la volvió a tentar. Aceptó hacer parte del proyecto político de Pacto Histórico y regreso al Senado. La muerte la encontró sola en su apartamento de Medellín, cuando Luis estaba de viaje.
