Lo primero que hace al despertarse Manuel Salvador Ceballos es revisar la hora en su reloj de pulso de metal. Después busca a Titán, su perro, organiza los trastos de su carreta y a las 6 de la mañana ya está de primeras en la fila para recoger el periódico gratuito que se reparte en la 93 con 11. Duerme todas las noches solo con la sombra que le hace su armatoste y de día trabaja recogiendo y vendiendo material reciclado. Así ha vivido los últimos 20 años de su vida, la tercera parte de los 62 que tiene.
Manuel dice que lo que lo mantiene vivo es la lectura, porque así acorta las horas de lluvia, y que ha guardado más de un centenar de libros en su carreta, la misma que dos jóvenes le arreglaron y pintaron como parte del proyecto Pimp my carroça, una apuesta por engalanar las máquinas de quienes rebuscan en la basura.
Andrés Padilla y Silvia Santos, dos administradores de empresas, estuvieron hace un año por las calles de Bogotá buscando carretas destartaladas para arreglar y personas voluntarias con los que pudieran embellecerlas. En septiembre de 2015 hicieron la primera versión de Pimp my carroça, un día entero dedicado a los carretilleros y a sus familias, a la que acudieron 50 artistas y 300 colaboradores que hicieron de mecánicos, latoneros y pintores. Ese día, como hicieron con la de Manuel, a 39 recicladores más les arreglaron las ruedas de sus carretas, les pusieron descansa brazos y la colorearon para que verlos pasar por la calle sea una experiencia estética.
Después de su primera versión, Pimp my carroça hizo eco y ahora, con el apoyo de la Universidad Central, crearon la ‘Universidad del reciclaje’. La idea es que con clases de contaduría, técnica y empresarial, los recicladores puedan hacer estable y rentable su trabajo, sean prácticos y puedan organizarse para parársele de frente a las empresas especializadas que amenazan su oficio artesanal.
Hasta ahora solo son 16 los recicladores que llegan todos los martes a la Universidad Central a tomar apuntes, pero la meta es llegar a graduar 3.000 en oficio. Andrés y Silvia han conseguido 250 personas que han donado para sacudirles el polvo a las carretillas de 65 recicladores en Bogotá y Cali, pero ahora alistan el contador para la segunda versión de Pimp my carroça que será en septiembre y esta vez incluirá Medellín. Manuel Ceballos no está muy seguro de si su carretilla adornada con un águila a un lado, y unos pájaros amarillos en el otro lo hacen sentirse más cómodo en la ciudad, pero presume cuando dice que son varias las personas que le preguntan si él fue el artista que la pintó.