Después de más de siete horas, en las que la mayoria del tiempo habló el ex Presidente Alvaro Uribe, con un libreto preestablecido y que habia dado a conocer previamente (Los puntos con los que Uribe espera a la Comisión de la Verdad) reafirmó buena parte de sus posiciones. No modificó lo dicho en otros escenarios sobre temas críticos en los que él fue protagonista como Presidente y como gobernador de Antioquia. Justificó sus actuaciones.
Uribe insiste en no aceptar el concepto de Conflicto armado y tampoco reconoce ninguna de las instituciones derivadas del Acuerdo de La Habana, que no valida porque no reconoce el triunfo del NO en el Plebiscito que planteaba unas objeciones concretas. el Referendo. Frente a las instituciones se refirió específicamente a la JEP y la Comisión de la Verdad, aclarando que aceptó hablar por el Padre De Roux -quien es su Presidente-como persona y como prelado, aunque estuvieron presentes dos comisionados: Leyner Preciado y Lucia González.
Ante la insistencia del Padre de De Roux de buscar caminos y dar señales de reconciliación para Colombia, Uribe redujo a dos, las modificaciones al proceso de paz: no juzgar a los militares en el mismo escenario de la JEP y no darle curul a los exmiembros de las Farc acusados de crímenes de lesa humanidad.
Sus hijos Tomas y Jerónimo, quienes no habían sido convocados rondaron la reunión, interrumpieron con precisiones de cifras y para responsabilizar a Juan Manuel Santos como Ministro de defensa, por el mayor cantidad de falsos positivos durante su período como jefe de la cartera.
El argumento de Uribe frente a estos crímenes, versó repetidamente en su talante de autoridad a la hora de exigirle resultados a todos los funcionarios públicos y defendió con vehemencia la política de los colaboradores o informantes del ejército. En resumidas, se trató de una larga conversación pública en donde en términos de verdad, no hubo revelaciones.