Dos comerciantes le aseguraron a Duque su barrida en Cúcuta

Dos comerciantes le aseguraron a Duque su barrida en Cúcuta

Además del pavor al castrochavismo, detrás de la votación arrasadora en la frontera, el venezolano Ricardo Gomez e Iván Gelvez lograron movilizar a Cúcuta

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julio 04, 2018
Dos comerciantes le aseguraron a Duque su barrida en Cúcuta

En la reunión de empalme en la casa de Nariño el pasado 25 de junio Iván Duque llevaba una corbata Gino Pascalli. La prenda era un obsequio entregado por Ricardo Gómez, el empresario venezolano que más le apostó a Iván Duque en la frontera. Se la regaló con la promesa de usarla el día de su posesión. Duque se le adelantó y se la anudó para el encuentro con el Presidente Santos en la oficina que empezará a ocupar desde el próximo 7 de agosto.

Los resquemores de comerciantes y empresarios cucuteños vienen desde el primer gobierno Santos cuando en septiembre del 2010 tomó drásticas decisiones que afectaron los negocios de la frontera. Se propuso combatir el contrabando y reglamentaria las casas de cambio de bolívares con lo cual afecto los beneficios que habían recibido en el gobierno de Álvaro Uribe. Los dueños de negocios en Cucuta no se quedaron quietos y uno de ellos Iván Gelvez, propietario de la ferretería El Palustre, la  más tradicional de la ciudad, conformó la Gran Alianza Empresarial –GAE- alrededor de un grupo de empresarios. .

En noviembre del 2017, el ascenso de Gustavo Petro en las encuestas les encendió las alarmas. Gaez convocó una amplia reunión de comerciantes y empresarios con ocasión de la visita del senador Alvaro Uribe a Cucuta y tomó la palabra. Desde la tarima les preguntó a los asistentes sobre la disponibilidad que tenían de financiar la campaña del Centro Democrático a la presidencia de la República. El primero en reaccionar positivamente fue Ricardo Gómez. Se comprometió públicamente a poner a disposición un local de 1.400 metros cuadrados localizado en el centro de la ciudad, cuyo arriendo ascendía a los $25 millones de pesos. Otros de los asistentes asumirían el costo de la adecuación del espacio que pronto se convirtió en el cuartel general del Centro Democrático en Cúcuta.

Durante veinte años el venezolano Ricardo Gómez manejó desde San Cristobal y San Antonio un productivo negocio de electrodomésticos. La crisis chavista de finales de mediados de esta década lo sacó de su país y aprovechando su doble nacionalidad se trasladó a Cúcuta. El fantasma del Castro-chavismo lo perseguía más que a ninguno.

En Cúcuta se daba como granador a Cambio Radical y Germán  Vargas Lleras quien quiso confirmar su favoritismo con una arrolladora manifestación de 50 mil personas el 10 de abril. Contaba con el apoyo del gran elector de la ciudad el ex alcalde Ramiro Suarez, condenado a 27 años de prisión por el asesinato del  asesor jurídico de la alcaldía, quien desde su celda en La Picota y gracias a la efectiva herramienta del  Skype, se ufanaba de controlar las hojas que el viento sopla desde que  se despierta cada mañana desde el Río Pamplonita. Ramiro era la ficha de Germán Vargas Lleras en Cúcuta. El compromiso de su ficha, el alcalde César Rojas  era tal que incluso intentó atajar la también gran movilización de Petro en la ciudad que terminó con una agresiva confrontación en marzo. Otro de los apoyos de Vargas Lleras para lograr era el gobernador de Norte de Santander, William Villamizar quien  de la mano del alcalde logaron movilizaron a 50 mil personas. Sin embargo, como mostraron los resultados, muchos de los asistentes se dejaron trasportar, compensar con refrigerios y beneficios económicos, pero el corazón estaba en otra parte.

El 29 de abril del 2018 Iván Duque Márquez visitó por primera vez Cúcuta. Semanas previas había estado en la ciudad delegados del Centro Democrático y el propio presidente Uribe. Gómez y Gélvez recorrieron los barrios más pobres de la ciudad y concretaron canjes con empresas para asegurar los  refrigerios y buses que se requerían para reunir la gente. Igual el fervor uribista en la ciudad no necesitaba de artificios para exacerbarse. Las calles se llenaron el día de su visita, el 21 de abril. La opinión, el diario más importante de la ciudad, tituló “Cúcuta le da recibimiento de héroe a Iván Duque”. Parecía la visita de una estrella pop, parecía el regreso de un equipo campeón. La gente sacó banderas y organizó caravanas. La ciudad se volvió una fiesta

La exitosa concentración alentó a sus promotores, todos vinculados al sector privado y ajenos a la política activa. Esa visita fue el simulacro que necesitaban para probar sus capacidades el día de las elecciones. En la primera vuelta lograron lo impensado. Iván Duque era el candidato más votado de la ciudad con  191.245 sufragios, muy lejos de Sergio Fajardo quien obtuvo 57.289 votos y Germán Vargas Lleras que se desinfló con apenas 38.388 votos.  La celebración fue en la sede cedida por el venezolano Ricardo Gómez convencidos que la diferencia se multiplicaría en segunda vuelta, como sucedió. Iván Duque barrió con  250.405 votos y  Petro no llegó a los 50.000. El mensaje quedó tan claro que el presidente electo no los olvidó a la hora de pisar el tapete de la Casa de Nariño vestido de  gris entero con su corbata Gino Pascalli.

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