La fiesta era en un bar de la calle 116. Era un miércoles cuatro de marzo. Ana María Castro almorzó normalmente en su casa. Esa tarde la joven se arregló, se maquilló y le dijo a su madre que se encontraría con Paul Naranjo, un amigo cuyo nombre su familia ya estaba acostumbrada a escuchar. Nidia Romero, su madre, pensaba que se trataba de un pretendiente. La mujer le dijo a su hija que no se demorara mucho porque al día siguiente tenía que estudiar. Cerca de las 9 de la noche Nidia le pregunta a su hija “Ana María, ¿y tú qué?”. La joven respondió con un mensaje tranquilizándola y diciendo que llegaría en un rato.
Sin embargo, Ana María nunca llegó a casa esa noche. Nidia solo volvió a tener noticias de su hija a la mañana siguiente cuando una amiga de ella le manda un mensaje contándole que estaba muy mal en el Hospital Simón Bolívar. Poco tiempo después, a las 11:56 de aquella mañana, llegó el desenlace fatal; Ana María, quien presentaba muerte cerebral, tuvo un paro cardiorespiratorio, sus pulmones colapsaron y con tan solo 21 años falleció. Nidia debió reconocer el cuerpo de su hija. Lo que vio le dejó claro que su hija recibió un golpe mortal en la cabeza. La joven presentaba una herida notablemente inflamada que habría sido hecha a propósito.
No obstante, es un misterio lo que sucedió entre el momento en que Ana María salió aquella tarde de su casa y cuando fue hallada todavía con vida por una patrullera en el caño de la Avenida 80 con Calle 68 en horas de la madrugada. Las extrañas circunstancias en que murió la joven después de haber asistido a una fiesta en un bar de la calle 116 se asemejan a uno de los casos más mediáticos de la justicia colombiana: el caso Colmenares, donde el joven Luis Andrés Colmenares, de 20 años, fue hallado muerto en el caño del Parque El Virrey después de haber asistido también a una fiesta. Diez años después sigue sin haber claridad en los hechos.
En el caso de Ana María Castro también hay versiones encontradas, supuestos testigos y teorías. Su madre, Nidia Romero, contó en entrevista con El Tiempo que debió dejar a un lado el duelo para dedicarse a investigar quién mató a su hija. La mujer ha hecho todo lo posible por reconstruir los hechos de la noche en que Ana María perdió la vida.
En principio había una versión que fue dada por un testigo que presenció los hechos. Según este individuo la joven fue arrojada de una camioneta en movimiento al caño. Las heridas se las habría hecho durante la caída. Sin embargo, Paul Naranjo, el joven con quien Ana María dijo a su madre que iba a salir, declaró ante medios que él manejaba la camioneta en cuestión y que Ana María se quedó sana y salva en el lugar de los hechos con otro joven de nombre Mateo Reyes. Según la versión de Paul, éstos se estaban besando adentro de la camioneta y esto lo molestó, teniendo en cuenta que él había contemplado la posibilidad de una relación sentimental con Ana María.
El pasado 21 de enero se conoció que la Fiscalía no creyó la versión de Paul Naranjo y lanzó orden de captura en su contra. Lo anterior luego de que un informe de Necropsia revelara que las heridas que causaron la muerte a Ana María Castro fueron producto de haber sido lanzada de un carro que, presuntamente, iba a 60 km por hora. De esta manera Paul Naranjo se convierte en el segundo sindicado del caso, después de Julián Valente quien también está siendo procesado por homicidio. Se espera que en los próximos días pueda haber más sindicados por la muerte de la joven.