No existe vida más terrible que la que puede tener un actor colombiano en su vejez. Sin seguro, sin apoyo, despreciados por una televisión que venera sólo a los jóvenes, a los bellos, la gran mayoría de ellos tienen finales muy tristes. Esta semana no más el país se conmovió ante la muerte de Julio del Mar, quien estaba reducido en una silla de ruedas y abandonado por sus cinco hijos.
Dora Cadavid no fue la misma desde que su hijo, Moises Cadavid, muriera de cáncer en el 2012. Se desencajó de tal manera que le echó la culpa de su muerte al programa la Red quien, en uno de sus chismes contó que Moises y su esposa Marcela Botero habían estafado a un hombre en Barranquilla. Después de ese momento Dora casi no volvió a trabajar. Ninguno de los grandes canales le daba trabajo. Trabajaba en varias giras teatrales hasta que a los ochenta años, cansada de vivir sola, le pidió a sus sobrinas poder vivir en un hogar geriátrico donde es muy bien atendida por médicos y enfermeras que le tratan su enfermedad