Ojalá en todos los estamentos entendieran los verdaderos fines de la educación, o mejor aún del aprendizaje. Pareciera que ahí está el problema: los profesores quieren e intentan educar, pero los estudiantes no están aprendiendo o no quieren aprender lo que la educación académica tradicional les quiere transmitir.
Si no encontramos esa coherencia al interior del sistema educativo entre las expectativas de educadores, educandos y comunidad en general, podría quedar solo en palabras la promesa que en el 2025 todas las instituciones oficiales urbanas implementen la jornada única escolar como uno de los componentes de “Colombia, el país mejor educado de América Latina” en ese mismo año.
No basta con pretender ser el mejor educado, sino tenemos claro qué tipo de educación es la prioritaria para tener colombianos libres y felices. No basta con seguir fabricando profesionales producto de cursar determinado número de semestres en las Instituciones Educativas, pero que son profesionales carentes de inteligencia emocional y que ni siquiera saben alimentarse, ni cuidar el medio ambiente, mucho menos ganar dinero más allá que para la sobrevivencia.
¿Qué hereda un profesional de unos padres sin inteligencia emocional, educados unos y otros por profesores sin inteligencia emocional? Pregunta nada difícil de responder “Los jóvenes de hoy están llenos de miedos infundidos por sus padres, profesores e incluso por la iglesia”, muy bien descritos por Napoleón Hill en Burlar al Diablo: miedos a la pobreza, a la crítica, a la enfermedad, a la vejez, a la muerte y a la pérdida del amor; sin posibilidad de soportar un traspiés, ni de recuperarse de un fracaso, o peor aún de aprovechar buenas oportunidades.
En cuanto a la “ignorancia alimenticia”, retomando lo dicho por el médico mejicano Darío Sánchez en su libro Equilibrio Corporal Saludable: “Ningún gobierno se ha preocupado por educar realmente a la gente sobre nutrición y sobre la carga calórica de los alimentos”. ¿De qué otra manera podríamos explicar que según el Instituto Nacional de Salud en nuestro país mueran cada día casi 200 personas por enfermedad isquémica cardiaca, accidente cerebro vascular, diabetes, hipertensión y cáncer de estómago? Claro que es más fácil no asumir responsabilidad alguna desde la educación y achacárselos todos a las EPS y las IPS.
Y ni qué decir en lo ambiental, no sería inteligente y carecería de coherencia que en el país mejor educado se produzcan más de 10 millones de toneladas de residuos al año. Aunque creamos contar con mucha agua, podemos tener muchos problemas para utilizarla, sobre todo por contaminación. Y ahora, que nos toca usar menos bolsas porque nos metieron la mano al bolsillo vía impuesto al consumo y no por la educación. ¿Los más educados para vivir en cuál país?, ¿en cuál planeta?
Ya planteadas nuestras deudas emocionales, nutricionales y ambientales, pasemos entonces a aquellas sobre las que los bancos, “gota a gota” y otros cobran intereses a diario, aquellas que en Colombia superan los $165 billones —equivalentes a casi nueve meses de presupuesto nacional— con más del 60% por préstamos de consumo, propias de aquellos acostumbrados a comerse el postre antes de la cena, en cambio de elevar la calidad de vida de su familia, aumentado sus ingresos, incluso teniendo un Plan B.
Pero allí el Estado también sigue ausente y se la juega de cándida manera, solo por aumentar la bancarización para que sean los bancos los que “nos eduquen”, en cambio de apoyar los Proyectos de Ley de iniciativa parlamentaria presentados desde el 2011, y eso que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico —club al que queremos entrar— nos recuerda cada año que según el Programa Pisa, nuestro nivel de alfabetización financiera es el más bajo entre los cinco posibles.
Así las cosas si seguimos ignorando que las empresas más exitosas del momento como Microsoft, Zara, Dell, Facebook y Apple, se crearon “a espaldas de la Universidad” y lo que la jornada única persigue solo es profundizar en el desarrollo de competencias básicas en las áreas de matemáticas, lenguaje, ciencias naturales e inglés, sin preocuparse de lo emocional, nutricional, ambiental y financiero, para ser el país mejor educado… apague y vámonos.