0La mañana del 25 de Mayo de 2000, Jineth Bedoya, la periodista que cubría temas de conflicto para El Espectador, se presentó en la cárcel La Modelo de Bogotá. Investigaba lo que sucedida de puertas para adentro en el penal en cuanto a tráfico de armas y desapariciones que causaron varias muertes. Alias El Panadero accedió a responderle una entrevista pero la reportera no alcanzó a entrar a la cárcel. Unos hombres la detuvieron antes, la drogaron y se la llevaron. Estuvo desaparecida durante 16 horas y apareció destruida física y moralmente, tirada en un lote en la vía que conduce Bogotá a los Llanos Orientales. Jineth es una mujer menuda de estatura baja y los vejámenes a los que fue sometida no hay palabras para describirlos.
“Míreme bien la cara hp; míremela porque no se le va a olvidar nunca”: Jineth Bedoya
Su trabajo de investigación sobre enfrentamientos a muerte entre bandas de todos los grupos; paramilitares, guerrilleros, delincuencia común, desató la ira de grupos de autodefensas que tenían como gran capo a Angel Gaitán Mahecha. La orden estaba dada, marcada por la crueldad de la guerra. Tres duros e implacables paramilitares alias El Panadero, alias JJ y alias Huevoepizca debían humillar hasta la destrucción física y moral a la periodista, reconocida por ser, a pesar de su juventud, aguerrida y frentera.
Mario Jaimes Mejía, conocido como El Panadero se convirtió en un verdadero monstruo que sembró el terror en Barrancabermeja, su pueblo natal, a finales de la década de los 90, en los años más cruentos de la guerra en el Magdalena Medio. Pero no fue siempre así, era un joven querido por el municipio conocido como el repartidor de pan, el oficio que le dio su nombre de guerra. El ascenso de La Unión Patriótica, el partido que nació de los Acuerdos de La Uribe entre el Gobierno de Belisario Betancur y las Farc, lo convirtió en una opción electoral en la región, con representantes en los concejos municipales y algunos alcaldes, prendió las alarmas y disparó la formación de grupos paramilitares en la región. El repartidor de pan, como muchos de los jóvenes santandereanos, no fue ajeno a esta dinámica que terminó empujándolo, hasta cambiar el pan por un fusil. Ingresó a las Milicias Bolivarianas de las Farc en 1990, pagó tres años de cárcel por rebelión y de allí salió, envenenado, a cambiar de bando: entró a formar el Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia comandando por Carlos Mario Jiménez, alias 'Macaco'.
La libertad le duró poco, a finales de los 90 fue detenido y trasladado a la Cárcel La Modelo de Bogotá. Había sido uno de los más crueles protagonistas de la masacre del 16 mayo de 1998 en Barrancabermeja, ocho personas fueron asesinadas y tres jóvenes terminaron desaparecidos.
En la cárcel seguiría actuando como un paramilitar. Le siguió los pasos a la periodista Jineth Bedoya y estaba dispuesto a atravesársele. Fue uno de los que le tendieron la trampa. Fingió interés para darle una entrevista sobre el infierno que se vivía en la cárcel, pero su plan era otro. Y macabro. En complicidad con otros jefes paramilitares del Bloque Paramilitar Centauros: Miguel Arroyave, alias ‘El Arcángel’ quien fallecería en el 2004 y Ángel Gaitán Mahecha, el capo de capos que terminó asesinado en el 2001 en la cárcel a manos de un exguerrillero, se prestó para liquidar a la periodista. Y la cumplió.
Estaba a punto de salir de la cárcel cuando la presión de Jineth Bedoya para que se hiciera justicia finalmente produjo resultados. Habían pasado 16 años cuando salió su condena: 28 años de cárcel. El Panadero aceptó su responsabilidad en el caso. Aprovechó para intentar comprometer al General Leonardo Gallego, Director de la Dijín, en el crimen contra la periodista y señalarlo por sus vínculos con los paramilitares Miguel Arroyave y Gaitán Mahecha. Gallego negó las acusaciones y se defendió en su momento, pero claramente alguna autoridad permitió la salida de los tres paramilitares de la cárcel para secuestrar a la periodista quien nunca alcanzó a entrar al penal y el abuso se dio en un predio rural en las afueras de Bogotá.
A diferencia de El Panadero ahora detenido en Bucaramanga, Alejandro Cárdenas Orozco, o 'J.J', desmovilizado del Bloque Centauros de las Autodefensas fue puesto en libertad el 4 de junio de 2015. Aunque la decisión no se consultó con las directivas de la Fiscalía, la juez encargada declaró que no había suficientes pruebas en contra de Cárdenas en el caso de Jineth. Una vez ‘J.J’ recuperó su libertad, planeó abandonar el país con destino a Brasil saliendo por Venezuela pero solo gozó de libertad durante 3 días cuando lo recapturaron.
J.J fue condenado en el 2016 a once años y cinco meses de prisión por los delitos de secuestro simple y tortura. El exparamilitar nunca aceptó su participación en el abuso sexual pero en el 2019, fue condenado a 30 años de prisión por el delito de acceso carnal violento. Paga su condena en la cárcel de Montería.
Jesús Emiro Pereira Rivero, o más conocido como 'Huevoepisca', cofundador del Bloque Capital, cuñado del jefe paramilitar Carlos Castaño y hombre de confianza de Vicente Castaño alias ‘El Profe’, fue el tercer hombre implicado en los crímenes. Ese 25 de mayo del 2000 se encontraba en La Modelo pagando una pena por su participación en 1994 del asesinato del Senador de la Unión Patriótica, Manuel Cepeda, padre de Iván Cepeda y el congresista araucano Octavio Sarmiento.
En el 2018, Huevoepizca estaba a punta de lograr el beneficio de la libertad condicional pero al igual que alias ‘J.J’ sus planes se vieron truncados cuando ratificaron su condena de 40 años de prisión por los abusos e intento de asesinato de Jineth Bedoya.
El caso de la periodista llegó esta semana a instancias internacionales, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Washington D.C. De manera sorpresiva, el Estado colombiano representado por Camilo Gómez en su calidad de Director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, no solo intentó evadir toda responsabilidad sino sabotear el proceso, recusando a seis magistrados: Elizabeth Odio Benito, Patricio Pazmiño Freire, Eugenio Raúl Zaffaroni, Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot y Ricardo Pérez Manrique con excepción de Eduardo Vio Grossi por falta de objetividad e imparcialidad en el sistema de protección de Derechos Humanos. Gómez consideró que la audiencia no puede continuar en esas condiciones para Colombia y pidió resolver antes la recusación.
Sin embargo, la movida no le resultó a Gómez. La Corte Interamericana en pleno declaró improcedente la recusación con este contundente comunicado:
Aunque no de manera explicita, pero si con su actuación, Camilo Gómez aceptó el fracaso de su movida legal en el caso de Jineth Bedoya y a través de una comunicación pública la invitó en nombre del Estado colombiana a buscar una "solución amistosa".
El Estado colombiano invita a @jbedoyalima a buscar una solución amistosa: 👇 pic.twitter.com/u75KcqZzqW
— ANDJE (@AgenciaDefensaJ) March 17, 2021
No parecería muy evidente que la periodista se acoja a esta propuesta después del comportamiento de Gómez en la audiencia en Washington y menos después de veinte años de una lucha valiente para que se haga justicia y que ha hecho a Jineth Bedoya merecedora de prestigiosos premios como lo son el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje (2012) y Anne Klein Women's Award (2018).