Es una locura: muchas universidades colombianas e instituciones técnicas y tecnológicas siguen embarcadas en hacer ofertas académicas de pre y posgrado que poco tienen que ver con las profesiones que la llamada cuarta revolución industrial ha comenzado a demandar y que transformarán el mercado laboral en pocos años.
En realidad, ya no se tratará de continuar con la expedición de cartones académicos a la vieja usanza, sino de preparar a los jóvenes en la perspectiva de un mercado laboral cambiante de altas exigencias en materia de competencias “duras” y “blandas”. Jóvenes que deben estar capacitados para aprender durante toda su vida en un mundo de profundos cambios impulsados por la revolución de las tecnologías (y su convergencia), la globalización de los mercados y el cambio climático.
Solo a manera de ejemplo, las llamadas “profesiones verdes” pertenecen a uno de los siete grupos de ocupaciones que, según el Foro Económico Mundial*, serán la punta de lanza en el mercado laboral impulsado por la cuarta revolución industrial. Dentro de ellas, habrá trabajos basados en aprendizajes asociados a la gestión de aguas y diseño de política, a sistemas de información geográfica o a “nuevos paradigmas, tecnologías y aplicaciones para la atenuación natural de contaminantes de aguas subterráneas”, entre otros. El nombre de las profesiones verdes es amplio: gestores de instalación de energía solar, técnicos en turbinas de energía eólica, inspectores de incendios forestales, técnicos en procesamiento de biocombustibles, ingenieros de aguas residuales, especialistas en marketing verde...
Las competencias requeridas para estar vinculado al mercado laboral verde son múltiples: mercadeo digital, gestión de redes sociales, turbinas eólicas, estándares de salud y seguridad, recuperación de gas en vertederos, para nombrar algunas.
Desde luego, están las profesiones de los grupos de “datos y la inteligencia artificial”, de la “ingeniería y la computación en la nube”, “desarrollo de productos digitales” , literalmente atados a la revolución tecnológica. Y también, los trabajos relacionados con los grupos de la “economía del cuidado”, los recursos humanos y la cadena de distribución en lo concerniente al mercadeo, las ventas y los contenidos. Son todos parte de la cuarta revolución industrial.
La lista de prioridades de aprendizaje en los grupos mencionados no solo incluye áreas como “ciencia de datos IBM”, algoritmos, programación funcional, sino también ciencias del bienestar (que incluyen la amabilidad, la meditación y la gratitud), gestión de recursos humanos, gestión de compensación de trabajadores.
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La lista de trabajos emergentes es larga: desde desarrolladores de lenguaje Python, hasta especialistas en reclutamiento de talento, de la recreación…
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La lista de trabajos emergentes en todos estos grupos es larga. Desde desarrolladores de lenguaje Python, ingenieros de plataformas, consultores de datos, hasta especialistas en reclutamiento de talento, de la recreación, entrenadores deportivos y terapistas ocupacionales.
Es urgente y necesario impulsar el debate acerca del mercado laboral en la época de la cuarta revolución industrial. Los empresarios y la academia no pueden estar de espaldas.
Los jóvenes que ingresan al mercado laboral lo hacen hoy en medio de gran incertidumbre. Muchos, graduados o no, han conseguido pasar por la educación superior, en alguna universidad, o estudiado alguna carrera técnica o tecnológica. Algunos constatan que lo aprendido poco tiene que ver con las oportunidades reales; centenares de miles están inmersos en la precariedad laboral, bien por los bajos salarios o, también, por las modalidades de empleo discontinuo por contrato o por demanda, o por el desempleo rampante. Aunque hay talento, las posibilidades de creación de empresa son, en general, escasas, por la ausencia de fondos de capital de riesgo, entre otros factores.
De ahí las estadísticas laborales actuales, dramáticas para los jóvenes: desempleo superior al 17 %, según el Dane, amén del subempleo y la informalidad laboral. Ello, en una economía que creció por encima del promedio regional...
La llamada cuarta revolución industrial está encima. Nuevas formas de producir, distribuir y consumir bienes y servicios tendrán un impacto descomunal sobre los empleos que hoy conocemos. Muchos desaparecerán, a la vez que surgirán muchas nuevas ocupaciones. El Foro calcula que mil millones de puestos de trabajo requerirán de una revolución en el aprendizaje a escala planetaria. Allí están las oportunidades.
¿Nos pondremos al día? Hacerlo no solo beneficiará a los jóvenes sino a toda la sociedad que, sí podrá ser digna de formar parte de las “sociedades del conocimiento”.
Academia, universidades, colegios, empresarios, tienen la palabra.
*El Foro Económico Mundial, en alianza con Linkedin y Coursera, han estado detectando cuáles son los grupos de ocupaciones del futuro que, en realidad, ya está desplegándose.
Las estadísticas laborales actuales son dramáticas para los jóvenes: desempleo superior al 17 %, según el Dane, más subempleo e informalidad
