Uno de los momentos más felices para una familia es, sin duda alguna, la compra o adquisición de vivienda. Muchas veces este sueño comienza en la oficina de una empresa constructora que ofrece a los potenciales compradores toda una gama de posibilidades y condiciones; dimensiones, costos, materiales, zonas comunes, acabados, etc., se someten a un riguroso estudio que permita la cristalización de la compra de esa vivienda.
El caso que hoy nos ocupa es el de una constructora en la ciudad de Pasto que ofreció un proyecto, lo vendió, lo publicitó, hizo la difusión del caso en plegables, folletos, videos y logró la aceptación de un considerable número de clientes que tuvieron que esperar durante dos años la terminación del proyecto y la consecuente entrega de la casa o apartamento, en este caso un apartamento ubicado en un privilegiado sector del sector norte de la ciudad de Pasto.
Poco a poco el sueño se fue convirtiendo en pesadilla debido a que era notable el hecho de que mucho de lo ofertado no se iba cumpliendo en el desarrollo del proyecto. Las “amplias zonas verdes” no se veían por ningún lado, los “senderos ecológicos” no se observaban, el “lobby de lujo estilo hotel cinco estrellas” se convirtió en una simple recepción donde difícilmente alcanza una sala de espera según lo prometido y pactado, la “cancha múltiple sintética” a duras penas dejaba entrever un espacio propicio para lo que podría considerarse como una sencilla mini cancha, la estructura no correspondía a lo visto y se había modificado a consideración y conveniencia del constructor sin dar aviso a los propietarios, en ese momento ya no tan felices.
Para muchos casa es casa y eso obligaba a tragarse los sapos. Pero el problema se hizo mayor cuando al momento de recibir su apartamento de manos de esta constructora, empezaron a notar que había gato encerrado. Para iniciar, no existía certificado de habitabilidad alguno, el sanitario era de una marca diferente al ofrecido y de menor calidad, las instalaciones eléctricas no correspondían a la marca descrita en contrato, los lavamanos no iban “sobre el mármol” descrito, los espejos, simple y sencillamente, fijados a la pared sin el marco en melaminica descrito, la puerta principal que se describía como “reforzada” era una simple puerta más sin la seguridad del caso, lo que llevó a muchos ya no tan felices propietarios a adquirir una nueva, el closet sin puerta alegando que es un vestier, desconociendo lo observado en el apartamento modelo. Y así una serie de anomalías que se inducía a recibir al propietario desconcertado sin que nada importen sus reclamos. O firma o no le entregamos el apartamento.
Por fortuna y gracias a los aportes de un importante y destacado abogado de la ciudad de Pasto, una familia presentó el reclamo y tras grandes discusiones y bravuconadas por parte de la constructora, se logró el cambio total de los materiales utilizados en los acabados de este apartamento y ya descritos en detalle. Pero es una familia que tuvo la facilidad de contratar un abogado, pero qué pasa con las otras familias. El temor y el amedrentamiento las obliga a callar sin que autoridad alguna haga acto de presencia en el municipio de Pasto.
Cómo es posible que se entregue un conjunto habitacional de más de cien unidades familiares sin un certificado de habitabilidad, sin ascensores, con presencia de obreros y materiales de construcción, sin que las zonas comunes: piscinas, gimnasio, salón social y otros ofrecimientos aún no estén terminadas en su totalidad. Sin la entrega de un registro de servicios públicos domiciliarios y, lo que es más grave, que obliguen a firmar a los desdichados propietarios un documento ilegal en el que se comprometan a pagar mensualmente a la constructora los servicios públicos de agua, energía y gas. ¿Pueden las constructoras convertirse en comercializadoras y recaudadoras de servicios públicos y ofrecer por su cuenta este tipo de servicios? Y grave que esta constructora omita información a los incautos residentes emanada del mismo Consejo de Administración y Administración de un sector del proyecto en el que se solicita a la constructora no entregar en condiciones tan deplorables los apartamentos a los propietarios por cuanto se exponen a peligros graves y en riesgo de su propia vida y la de sus familias por presencia de escombros, materiales de construcción, conexiones eléctricas defectuosas, etc.
Hacemos un respetuoso llamado a las autoridades municipales para que haga acompañamiento en este caso puntual, para que se frenen estos ilícitos y se brinde tranquilidad y confianza a los propietarios afectados. En próximo informe daremos mayores datos de la constructora y su representante legal y la manera en que se compromete a subsanar estas falencias y graves fallas. Que le pongan coto las autoridades a estas anomalías, que no permitan abusos y estafas a quienes esperan el cumplimiento de un contrato. Sobra decir que en el mismo contrato existe una multa pecuniaria y la obligación del constructor de resarcir los daños. Se debe hacer efectiva y sentar así un precedente en la ciudad de Pasto y en Colombia entera. Ya informaremos sobre la participación de nuestras autoridades municipales en defensa del bien común y de los ciudadanos de bien. Por lo menos eso esperamos. Sobra decir que estamos dispuestos a hacer el debido acompañamiento a las autoridades del municipio de Pasto, y que esta denuncia pública no quede en la impunidad, están notificados y su deber es verificar la veracidad de esta delicada situación que afecta a cientos de personas que tras un sueño alcanzaron una pesadilla.