La generación sub-20 de 2011 fue una de las más prometedoras y la que le ha dado numerosas figuras a Colombia a nivel internacional. James Rodríguez, Edwin Cardona, Luis Muriel, Santiago Arias, Jeison Murillo y más figuras estuvieron en aquella generación dorada de 2011. Sin embargo, no todos los jugadores de esa selección terminaron destacados y uno de los que más apuntaba a ser crack terminó con una carrera que no va a ningún lado, lejos de la verdadera élite del fútbol: Andrés "Manga" Escobar.
En aquel 2011, "Manga" ya era conocido en el país por ser un extremo muy habilidoso con el Deportivo Cali. Con 19 años ya era titular y se perfilaba como de las grandes figuras del mundial sub-20 2011 en Colombia. Sin embargo, Eduardo Lara lo dejó sorpresivamente por fuera y nunca se supo la razón exacta.
Pese a ello, cumplió su sueño de llegar al fútbol europeo con el Dinamo Kiev de Ucrania. Solo jugó medio partido y 6 meses después ya estaba de regreso en el Cali tras no adaptarse al viejo continente. En ese momento empezó su baile por todo tipo de ligas sin éxito.
Tras dos años en Cali se fue al Evian de Francia, donde no jugó ni 10 partidos en un año y se fue al fútbol estadounidense con el Dallas. Allá también estuvo un año hasta que regresó a Colombia con Nacional, donde Reinaldo Rueda lo apartó por indisciplina y él decidió renunciar para llegar a Millonarios, hasta ahora su mejor etapa como profesional.
Titular y jugador importante de aquel 2016 con Millonarios, anotó 7 goles en todo el año pero pese a la cifra era muy importante para el equipo. Sin embargo, decidieron no renovar su contrato por actos de indisciplina. Su lista es larga y luego pasó por el fútbol brasileño, el fútbol de Letonia, regresó a Colombia con el Tolima donde fue despedido por alcoholico e indisciplinado, se fue a Brasil otra vez en 2019, regresó a Colombia para 2020 y en 2021 asume un reto exótico: jugar en el fútbol profesional de Islandia. Su actual equipo es el Leiknir Reykjavík.
El portal Transfermarkt lo registra con un total de 154 partidos jugados como profesional y 14 goles anotados. Para ser un jugador de 30 años y tener 10 años de carrera profesional, esos números son ridículos y dicientes de su bajo nivel de juego, condicionado por la indisciplina y la rumba que lo han lastrado desde que era un joven.
