El presidente Duque, en un discurso delirante, resalta en el Consejo de DD. HH de la ONU la supuesta tragedia que azota al pueblo venezolano como resultado de su gobierno dictatorial encabezado por Nicolás Maduro. El presidente de Colombia hace referencia a: desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales. Este escenario expuesto por Duque es precisamente el que vive Colombia en su presunta democracia y es de conocimiento por parte de los organismos internacionales como la ONU y otros. Así pues, hablar Duque de crímenes atroces en Venezuela sencillamente es una locura y, lo más grave, sin evidencia alguna.
En cambio, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, en su informe entregado el martes 23 de febrero del 2021, detalla la crueldad del régimen fascista que encabeza Iván Duque y menciona situaciones y eventos que ultrajan la dignidad no solo de los colombianos, sino de toda la humanidad. El informe destaca que en el 2020 se registraron en Colombia 73 asesinatos de excombatientes de las Farc que le apostaron a la paz y murieron por la paz. También que en este año se registraron 76 masacres, en las cuales fueron asesinadas 292 personas, entre ellas fallecieron 23 mujeres, 6 niñas, 18 niños, 7 indígenas y 10 afrodescendientes. Además, que en Colombia se presentaron 94 eventos de desplazamientos masivos, que afectan a 25.466 personas (Antioquia, Chocó y Nariño). Este panorama no puede ser el de un país que supuestamente vive en una democracia. Entonces, cabe la pregunta: ¿dónde está la dictadura?, ¿en Colombia o en Venezuela?
El Observatorio de Conflictos, Paz y Derechos Humanos del Instituto de Estudio para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) resalta como en lo corrido del año 2021 en 12 masacres han perdido la vida 42 personas y han asesinado a 22 defensores de derechos humanos y 9 exguerrilleros de las Farc. Pero lo absurdo de toda esta tragedia es que la clase política de Colombia se ufana de tener una de las democracias más sólida del continente, una clase política atropellada por la corrupción, sitiada por el narcotráfico y sometida a los intereses económicos y políticos del imperio. El castigo que recibe el gobierno Duque es ninguno y de manera insensata invita al gobierno de Joe Biden a sacar a Maduro del poder. De verdad, es una manera burda de intentar minimizar la tragedia que ha dejado la política de tierra arrasada de este gobierno y de los anteriores.
El gobierno bolivariano seguirá demostrándole a Colombia que “no es parte de nuestra cultura política, la eliminación del adversario por la vía de la violencia" y enfrentando con toda la dignidad las provocaciones del imperio y sus cipayos, que se dan de manera sistemática y que comienzan a manifestarse en el gobierno de Biden, que en plena campaña electoral se jactaba en decir que esas elecciones eran sobre la decencia, el honor y la restauración de la dignidad; y, sin embargo, Antony Blinken, secretario de Estado, ha expresado que seguirán denunciando abusos en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba o Irán (esos países definieron hace rato labrar su propio camino sin la venia del imperio).
A Colombia no le queda otro camino más que escuchar la sugerencia de la ONU, en el sentido de acelerar la implementación de la paz, suspender el comportamiento hostil en contra del gobierno bolivariano que se la jugó por la paz de Colombia. Finalmente, la burguesía colombiana y el imperio norteamericano no pueden erradicar a sangre y fuego el anhelado sueño de un pueblo que desea instaurar un gobierno que le produzca la mayor suma de felicidad posible… se intentará una y otra vez.