Estamos esperando la llegada de Camilo, el fotógrafo de la Expedición. Deberíamos encontrarlo en Mocagua a nuestro regreso si todo sucedió como estaba previsto, es decir, si el vuelo llegó a tiempo y él logró en una hora salir del aeropuerto y abordar un rápido en el puerto de Leticia.
Buscamos un lugar con señal de celular y encontramos varias llamadas suyas. Ningún mensaje. Hervé llama a Leticia y nos enteramos con que llegó a tiempo y tomó el rápido, fiado porque no tenía plata. Son las 5 de la tarde y debería haber llegado a las 4. Preguntamos a varias personas que nos cruzamos en la ribera si vieron pasar el bote. Nada, nadie sabe si pasó o no.
Camilo es un viajero experimentado, no es tiempo de alarmarse, aunque no deja de ser extraño que lleve más de una hora de retraso. Los botes son muy puntuales y tenemos la certeza que está en el que salió antes de las las 2 de la tarde.
Decidimos que si a las 6 no ha llegado encenderemos todas las alarmas, llamaremos al equipo en Bogotá para que nos ayuden en la búsqueda. a total. ﷽scuchamos el bote. Lll6 de la tarde escuchamos el bote. Lllegdlamaremos al equipo en Bogot el bote. Nada, nadie sabe sEntre tanto vamos haciendo hipótesis, puede haber llegado a Puerto Nariño, sin plata, porque no recordó el nombre del lugar donde debía bajarse. Puede haberse quedado en otro caserío por equivocación y su celular está descargado. En todo caso, lo que es grave es que esté sin dinero encima.
Faltando unos pocos minutos para las 6 de la tarde escuchamos el bote. Llegó Camilo, alegría total. Estuvo todo el tiempo en el río porque el motor se averió poco después de salir, lo que dejó lento al rápido. Se tomó más de 4 horas en hacer un recorrido que en esas embarcaciones dura menos de 2.
Completos y felices, salimos en grupo a buscar una merecida cerveza, de nuevo el calor y la humedad hacen una mezcla agobiante. No llegó la cerveza, en ninguna de las 3 tiendas de Mocagua tienen. Nos sentamos en la última tienda que visitamos a esperar la lluvia que no llegó y a espantar un poco el calor, mientras le contamos a Camilo lo que hemos hecho y lo que nos falta.
Llegamos al hostal donde nos esperaban con una fabulosa comida.
Fotografía: Marina Valencia
