Recientemente, en este mismo medio, se publicó un artículo en el que se resalta el éxito de la llamada “Donatón de Bogotá”, que recibió $51.696 millones de pesos y cuyos mayores aportantes fueron Ecopetrol y otras organizaciones privadas; recursos que serán destinados a enfrentar la pandemia del COVID-19 en la capital del país.
Me pregunto si es ético que en un país tan desigual —no solo en el acceso a recursos y bienes de los ciudadanos individualmente considerados, sino también en la distribución de la riqueza nacional a nivel territorial— se presente un espectáculo tan grotesco como una “donatón” dirigida en apariencia a enfrentar el problema social y de salud pública, que nos impone el COVID-19. Esta “donatón” centraliza la solidaridad e invisibiliza los territorios más afectados por la endémica ausencia de Estado y la inequidad histórica. Es sabido por todos y todas de la existencia de territorios colombianos que no cuentan siquiera con centros médicos, mucho menos con camas de UCI y respiradores. La llamada “donatón” se concentra en la capital, que ha disfrutado durante toda la historia republicana de privilegios de todo tipo, recibe el mayor porcentaje de los recursos de la nación en los sistemas de regalías y participación, y, recauda la mayor cantidad de tributos al año. Este problema ha sido denominado por los estudiosos de las ciencias sociales, como “inequidad territorial” en el sistema de distribución de la riqueza nacional, dado que unos pocos entes territoriales reciben todos los recursos y otros apenas migajas.
Hay que adicionar a lo anterior el interrogante ético (sin tener en cuenta cuestionamientos legales) sobre el hecho que una empresa del Estado, como Ecopetrol, participe de este show y sea el mayor aportante. ¿Cuánto va a donar Ecopetrol al departamento del Chocó en el que solo hay 3 camas de UCI? ¿Cuánto va a donar a las entidades territoriales de las que extrae el Petróleo? ¿Cuántas empresas quieren lavar su imagen utilizando estos espectáculos que solo profundizan la injusticia contra las regiones luego de explotarlas por siglos?
Me pregunto si no es acaso esta “donatón” una mera farsa publicitaria al estilo de la Teletón, que dejan en evidencia la incapacidad del Estado para garantizar los derechos de la población en condición de discapacidad, en el caso de la Teletón, y una nueva expresión de la violencia política contra las regiones, en el caso de esta efímera espectáculo de “solidaridad” centralista, ¿es acaso este evento campaña política y propaganda empresarial no pagada?, ¿la solidaridad tiene un criterio regional,? ¿se mide por la mayor cantidad de publicidad que pueda recibir?
