Cuando la excepción es más interesante que la regla. La regla no prueba nada, en cambio, la excepción lo prueba todo.
Así lo planteó el teórico político Carl Schmitt hace medio siglo explicando lo que muchos no hemos logrado ni siquiera digerir aún, ‘The Elected President’ El presidente electo de los Estados Unidos, Donald J. Trump.
El letargo que estaba viviendo el Estado norteamericano llegó a su fin con la completa contraposición de lo que implicaba el gobierno social demócrata de Obama y su deseada continuidad con la candidata Hillary Clinton. El aburrimiento gringo que se alimenta con VH1, MTV, Las Kardashians, Justin Bieber y miles de sus símbolos de consumo optó por elegir lo que conocen en su día a día. No la típica política y secretaria de Estado que se preparó toda su vida para la presidencia, no, necesitaban ese factor diferenciador, esa versión viva por la cual el norteamericano trabaja 12 horas diarias sin parar, el multimillonario que puede ser racista, xenófobo, misógino y lo que se le venga en gana exculpándose con un fajo de billetes.
Asimismo, este momento histórico es el resultado de una constante soberbia por parte del sector demócrata tradicional al ignorar los deseos de la ultra-derecha norteamericana, donde la aplicación de un sistema de seguridad social (Obamacare), una restricción de armas, la limitación de la industria en pro de la defensa del medio ambiente y una presencia débil ante la comunidad internacional frente al terrorismo islámico es que se ven extremismos de este tipo. No es una alusión a la crítica de las políticas internas de Barack Obama, sino una crítica de la falta del entendimiento de qué población era la que Obama tenía, ¿Les suena familiar?
El show, el miedo hacia lo desconocido desde el inmigrante mexicano al integrante de ISIS es lo que caracteriza no sólo al gringo promedio, sino a cualquier país donde el nacionalismo exacerbado se enfoque en los grupos que sí votan, Reino Unido, Nicaragua, España y por supuesto, Colombia, no son la excepción del caso. El proceso democrático actual se basa en qué grupo le vas a declarar la guerra, en quién es tu enemigo, o al menos, como lo plantea Schmitt, a qué grupo te dicen que es tu amigo y tu enemigo.
Finalizando, no puedo evitar recordar al comediante George Carlin, al describir los valores americanos y el principio sobre quién define tu enemigo al declarar la guerra sobre este. “Nos gusta declarar la guerra, nos encanta, a cualquier cosa que no nos guste le declaramos guerra, no hacemos algo al respecto, sólo le declaramos la guerra…La guerra en la pobreza, la guerra en las drogas, la guerra al cáncer…”. Bueno, en un mundo de incertidumbres, tengo la certeza que Donald Trump declarará guerra a todos los valores escondidos en la sociedad blanca americana, el latino, el musulmán, el negro, el chino, el africano, todo el diferente, así el lema “Make America Great Again”(Has América grande de nuevo) tendrá el significado que siempre deseaba “Make America White Again”(Has América blanca de nuevo).
*Estudiante de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.