En el 2005, cuando Salvatore Mancuso, Don Berna, Ramiro Vanoy Murillo, alias Cuco Vanoy, y todos los jefes duros de las Autodefensas se sometieron a Justicia y Paz, hubo uno que no entregó su fusil. Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, logró agrupar a más de 100 guerreros que pertenecían a esa organización armada de que no se sometieran a la justicia. Sin su hermano Freddy, alias El Alemán, mandando en el Urabá, quedaba un vacío de poder en esa zona que intentaron llenar a punta de sangre y fuego varios narcos. Controlar Urabá era asegurar que semanalmente 20 lanchas, cada una con aproximadamente 20 toneladas de coca, saliera a alta mar en el Pacífico buscando los barcos más potentes de sus socios, el Cartel de Sinaloa, quienes llevarían el cargamento hasta las costas norteamericanas. Lo que hacían las autodefensas era cobrar un peaje que podía dejar al mes USD$ 30 millones
Con ese poder Don Mario se convertía en un capo poderoso. Nacido en Amalfi el 12 de noviembre de 1964, conocía de su primera niñez a sus paisanos los hermanos Castaño quienes, siendo un adolescente de 14 años, lo llevaron a San Pedro de Urabá donde Fidel había hecho su santuario a principios de la década del setenta. No tenía grandes ideas, no tenía carisma, pero empezó a destacarse como un guerrero avezado en el pequeño ejército personal que formaba Castaño en esa zona. Siempre estuvo a la sombra de su hermano El Alemán, uno de los comandantes más visibles de las AUC. De Urabá lo mandaron a los Llanos a que trabajara con los hombres de Miguel Arroyabe quien sería el hombre que expandió el paramilitarismo en Arauca y Casanare. Mientras su hermano se quedaba en el Urabá apoyando a Carlos Castaño, Don Mario siguió a Vicente siendo uno de los jefes del Bloque Centauros de las AUC. A la muerte de Miguel Arroyabe se devolvió para Urabá.
Mientras todos los jefes se entregaban, Don Mario pensaba construir un imperio. A punta de plata fue convenciendo a jóvenes guerreros de San Pedro de Urabá, Apartadó, Chigorodó, Turbo y Carepa, para que no abandonaran las armas. Los convenció que someterse a Justicia y Paz no les generaría las ganancias que él podría darles si tomaban las rutas que quedarían abandonando. Así, en el año 2007, crearía, con cerca de 200 unidades, El bloque héroes de Castaño en honor a Vicente quien tampoco entregó su fusil y desaparecería misteriosamente. Después se conocerían sus 12 frentes como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el remanente paramilitar que sería la semilla del temido y hasta ahora indestructible Clan del Golfo. En ese grupo coincidiría con Dario Úsuga, alias Otoniel, quien es actualmente el hombre más buscado del país.
Obsesivo por el control absoluto de una zona que se extendía desde las llanuras de Tierralta y Valencia en Córdoba, hasta la costa que corre desde Arboletes hasta Turbo en Antioquia. Su posicionamiento le hizo cometer 45 homicidios en persona protegida, 24 tentativas de homicidio en persona protegida, tratos inhumanos y degradantes, desplazamiento forzado y actos de terrorismo, cargos que este jueves 25 de abril le hicieron caer sobre su espalda una nueva condena de 30 años.
El imperio de Don Mario empezaría a resquebrajarse a mediados del 2008 cuando el gobierno de Alvaro Uribe empezó un trabajo de inteligencia exhaustivo para dar con él. La búsqueda duró nueve meses. Fue una lucha no solo contra paras y narcos sino contra jueces e instituciones que con su enorme fortuna había logrado corrompe: eran parte de su séquito miembros de la policía, del ejército y hasta el exdirector de Fiscalías de Medellín Guillermo León Valencia. Con el general Oscar Naranjo, entonces Director de la Policía Nacional, trasladó su despacho a Urabá. 250 comandos jungla y 50 hombres de la Dijin rastrillaban un terreno de dos kilómetros en donde lo encontraron en un cambuche al lado de una palmera, comiendo arroz con la mano “estaba como un perro” dijo el entonces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos.
Desde su captura Don Mario se mostró dispuesto a brindarle información a las autoridades sobre los crímenes de los paramilitares y sus vínculos con políticos y con las Fuerzas Armadas. En el 2014 Estados Unidos mandó su solicitud de extradición que solo se hizo efectiva en abril del año pasado.
Un año después, buscando rebajar su pena, reconoció los 45 crímenes que se le imputan. Con estos nuevos 30 años que recibió en su segunda condena, se constituye en el jefe paramilitar que más duro ha recibido el golpe de la justicia.