Una tormenta política vive Juan Carlos Echeverry, presidente de Ecopetrol, luego sus destempladas declaraciones en la Comisión Quinta del Senado, donde descalificó como interlocutor al profesor Óscar Vanegas Angarita, quien además anunció que lo demandaría por calumnia.
Echeverry dio a entender que los argumentos de Vanegas eran lunáticos al decir despectivamente que en Google hay más entradas sobre humanos secuestrados por marcianos, que sobre fuentes de agua secadas por la extracción de crudo del subsuelo. El exótico argumento de Echeverry surgió en el debate del Congreso por la cuestionada licencia de explotación minera a la petrolera Hupecol para operar en La Macarena, donde se aloja el santuario ambiental de Caño Cristales. Echeverry agregó que el profesor estaba generando “pánico económico” con sus posiciones.
Apenas unas horas después de que Echeverry desdeñara al profesor Vanegas, el Presidente Santos –jefe del presidente de Ecopetrol– suspendió la licencia, la cual, finalmente, fue cancelada del todo tras la lluvia de críticas de los ambientalistas. En reacción Echeverry trató de recoger sus palabras ofreciendo tibias excusas: “Unas declaraciones que di en medio de un debate en la Comisión Quinta pudieron haber sido interpretadas por los profesores del país, los decanos y la academia como desobligantes, si ese fue el caso les pido disculpas”. El profesor Vanegas no sólo rechazó las disculpas sino que aseguró que entablará una denuncia contra Echeverry por acusarlo de generar pánico económico.
Ahora profesores y estudiantes del Doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad del Valle, Universidad del Cauca y Universidad Tecnológica de Pereira suscriben una carta en la exigen “de manera perentoria su renuncia al cargo de presidente” de Ecopetrol. Dado que sus argumentos “demuestran un gran desconocimiento de los verdaderos problemas ambientales, insensibilidad frente a los problemas sociales de las comunidades e irresponsabilidad total frente al cuidado de los recursos naturales de nuestro país”.
Esta es la carta de los académicos: