Una prima médica me contó hace unos días que estaba cansada de la inconsciencia de los colombianos a la hora de usar el servicio de urgencias en las clínicas y hospitales. Contó con indignación cómo una noche, en medio de personas completamente convalecientes llegó una mujer desesperada por una urgencia médica: tenía un dolor en los pezones. Atónita mi prima le volvió a preguntar: “¿su urgencia es únicamente ese dolor?” a lo que con completa naturalidad la paciente respondió afirmativamente. ¿Qué le hace creer a alguien como esta señora que para este caso puede hacer uso de un servicio que, como su nombre lo indica, se remite únicamente lo que “necesita ser realizado o solucionado con mucha rapidez”?
Tal vez la misma ridícula razón por la cual la Procuraduría decide recurrir a un recurso como la tutela para invalidar el primer matrimonio homosexual. La acción de tutela por definición busca “proteger los derechos constitucionales fundamentales de los individuos cuando quiera que estos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública”. En otras palabras: la Constitución del 91 estableció que las personas tienen varias clases de derechos, solo que los fundamentales son más urgentes que los otros. Por eso, precisamente, requieren de un trámite ágil y rápido. El derecho a la vida y a la libertad no dan espera. Otros, en cambio, pueden surtir el trámite regular.
En Colombia, ya lo sabemos, las instituciones judiciales son ineficientes y no solo por negligencia de algunos funcionarios, sino porque el sistema se encuentra colapsado. Miles y miles de casos esperan sentados en gavetas a que se les dé trámite. Y aunque la tutela representa unos de los mejores logros en acceso a la justicia, sus abusos han causado todo tipo dedesastres administrativos. La justicia ordinaria ha tenido que paralizarse para dar paso a las tutelas, pues si una tutela no es resuelta en el término previsto, el funcionario es sancionado. ¡Y con razón: se trata de derechos fundamentales! Ahora bien, y con plastilina, ¿qué derecho fundamental se le viola a quién cuando dos personas se casan?
Pero lo más grave no es que los colombianos tengamos serios problemas con el básico precepto liberal: “vive y deja vivir”. Todos sabemos que colombiano que se respete hace lo que puede para hacerse a sí mismo la vida más difícil y hacerle más difícil la vida a los demás. Sin embargo, mantenemos la esperanza de que a pesar de nosotros mismos Colombia puede mejorar. Creemos que podemos ser un país menos mezquino, más tranquilo, más generoso. Y esa esperanza la ponemos con resignación en nuestras autoridades. Siempre creemos que ahora sí va a ser. Pero no, y otra vez no. Y el procurador, como la señora de los pezones, pese a ser guardián de las leyes, quiere hacerse paso a sí mismo a costa del bienestar de los demás.
