Como todo en la vida tiene dos aspectos, el auge de las tecnologías de la información y la comunicación, conocidas como las TIC, han servido para el avance y beneficio de la humanidad y, al mismo tiempo, como catapulta de la burguesía financiera, que las aprovecha para difundir su credo neoliberal, alienando la mente de millones de personas haciéndoles creer que el libre comercio es la solución a sus problemas económicos.
En otras palabras, la clase dominante ha logrado amentar la desigualdad sobre la base de privatizar servicios básicos como salud, educación, agua potable, energía, para convertirlos en jugoso negocio, y a su vez instaurar un sistema impositivo regresivo diseñado por la OCDE. Clasificando a profesionales y medianos empresarios del campo y la ciudad como los ricos del país con el fin de esconder las verdaderas fortunas de magnates, corruptos y multinacionales, ha logrado que algunos crean que estas medidas antipopulares son necesarias. La reforma tributaria pretende descargar el mayor peso sobre los hombros de los pobres y la clase media, y, aun así, para colmo, hay quienes aceptan con resignación estos latigazos.
Lo anterior se implantó en Colombia bajo la imposición de los gobiernos de Estados Unidos y el beneplácito de la sumisa oligarquía. Pero como el grueso de las medidas previstas es antipopular, el gobierno de Iván Duque ha experimentado una caída nunca antes vista en tan corto período de tiempo. Detrás de él se siguen escudando el Centro Democrático, la Unidad Nacional santista, Cambio Radical y otros, ahora amangualados en el nuevo Frente Nacional Duquista o Uribe-santista, en esencia, los mismos con las mismas.
Un amplio sector, denominado alternativo, ha estado haciendo esfuerzos por unificar acciones de resistencia y oposición. El lío es que algunas posiciones adoptadas recientemente por el senador Petro están creando confusión. El doctor Petro:
1) No votó por la moción de censura al ministro Carrasquilla.
2) Votó el presupuesto presentado por Duque y Carrasquilla.
3) Hizo un acuerdo con Uribe para modificar la JEP.
4) Votó por la inclusión de Colombia a la OCDE, resaltando la carnada de las “buenas prácticas”.
5) El pasado jueves 15 de noviembre, en la discusión sobre la prórroga a ley de orden público, permaneció en el recinto manteniendo el quórum al gobierno.
¿Qué hacer? No hay otra que seguir trabajando por la unidad de todas las personas y partidos a quienes les indigna la falta de soberanía nacional y el atraso de los sectores productivos del campo y la ciudad y desplegar toda nuestra capacidad para desarrollar un proceso de educación, organización y movilización ciudadanas. Miremos el ejemplo de las manifestaciones que están haciendo los estudiantes y profesores universitarios, alegres, creativas y pacíficas. Aprender de esta experiencia permitirá elevar la claridad y precisar el rumbo. Se necesita hacer una oposición a Duque sin entrega ni vacilaciones. Solo así Colombia saldrá victoriosa de la encelada en que se encuentra.