Para empezar, espero que la Policía, en mi caso, no vaya a seguir la orden del Presidente Santos y termine el suscrito en una Estación de Policía arrepentido por bocón, pero con todo, voy a asumir el riesgo y voy decirle al ex alcalde Peñalosa quien soy yo, muy fácil, uno de los casi 8 millones de habitantes que hoy padecemos a diario el problema de movilidad de Bogotá y en realidad siento que no debo agradecerle por habernos regalado, como la gran solución al problema de movilidad de la ciudad, a muy mala hora, el modelo de transporte de Curitiba, una bonita ciudad brasileña que no llega a 1,9 millones de habitantes, es decir, menos de la ¼ parte de nuestra capital.
Ahora bien, quisiera aclarar que este escrito dirigido al señor Peñalosa se origina en el siguiente trino del ex alcalde: “Aún con demora por estudios adicionales, metro elevado se termina mucho más pronto que el subterráneo”, al que le respondí con un poquito de sarcasmo, pero con mucho respeto: “siguiendo juego de incoherencias, porque no pensar en hacer metro elevado por vías de Transmilenio que las que debió construirse METRO?” y el ex alcalde muy amablemente me respondió “@JoseAMoncayoA Supongo que usted tiene las cifras de costos de inversión y operación, capacidades, velocidades, para hablar con tanta certeza.”
Y la verdad, tengo que decir que no poseo el conocimiento, ni la experiencia y mucho menos la sabiduría del brillante ex alcalde, pero algunas veces he leído estadísticas y estudios de los que me voy a permitir transcribir literalmente unos pocos apartes de un documento CONPES que todos podemos ver en internet, así de paso me disculpo por mi ignorancia y satisfago el ego de quienes defienden con tanto ahínco el sistema Transmilenio: (1)
“Con la entrada en operación de la Troncal Caracas a comienzos de los años 90 se incrementó la velocidad a 13 km/h y posteriormente con TransMilenio mejoró en forma notoria hasta alcanzar los 26 km/h. (…) / En Bogotá, la inversión pública (cerca de US$195 millones) y privada (estimada en US$100 millones) en el sistema TransMilenio, ha permitido movilizar 640.000 pasajeros al día en su primera fase, con una velocidad promedio de 26 km/h. Estas características contrastan con el Metro de Medellín, donde se invirtieron alrededor de US$2.500 millones (en su totalidad recursos públicos), los cuales a la fecha permiten la movilización de 320.000 pasajeros al día, con una velocidad promedio de 35 km/h.”
En principio, como lo muestra sucintamente la transcripción anterior, debemos aceptar que el sistema Transmilenio es mucho menos costoso que el metro y su implementación e inversión en “ciudades de una dimensión mucho más pequeña que Bogotá”, como es lógico, es más adecuada que un metro, como nos lo dice, repite y reza el señor ex alcalde, pero para la Gran Bogotá.
Peñalosa olvida que para la dimensión de Bogotá y más con su proyección de crecimiento, era evidente que las bondades de Transmilenio pronto se agotarían, como hoy es incuestionable y en la medida que la demanda siga aumentando, el sistema no va a colapsar sino va literalmente a estallar, asunto que le cuesta reconocer al padre del sistema en la capital del país.
El Transmilenio en Bogotá, tomó las principales vías y cruza “con exclusividad” por arterias, calles, carreras de la ciudad, siendo muy difícil entender que sea la base de un sistema integral de transporte masivo para una ciudad de esta dimensión y, adicionalmente el sistema de las estaciones que parecen galpones, se tomó las vías por donde debió pasar el metro. Por esto último, podría pensarse que el trazado que se le está dando a la primera línea del metro, no es necesariamente el mejor para las necesidades y demanda de los distintos sectores de la capital, significando un alto costo para la movilidad y bienestar de la ciudad.
Ahora, cuando parece haber acuerdo en la inaplazable necesidad de iniciar las obras de la primera línea del metro, el señor Peñalosa nos dice que es mejor un metro elevado que un subterráneo, difícil disyuntiva, seguramente con pros y contras, en aspectos como costos, medio ambiente, paisajismo, externalidades negativas a propietarios de inmuebles, etc., pero que en aras de la discusión, no debemos olvidar que hoy importantes arquitectos e ingenieros en el mundo, califican como un fracaso los metros elevados. (2)
Ahora, ya entrados en la materia, a los alcaldes, comenzando por el señor Peñalosa, que han desarrollado las distintas fases del Transmilenio, valdría pedirles que le cuenten a la ciudadanía, que tan equilibrada es la estructura financiera del sistema, donde la totalidad de la inversión en infraestructura es asumida por el Estado y los operadores que invierten en los buses articulados que operan en las zonas exclusivas entregadas, se llevan la mayor parte de la tajada de las utilidades del sistema.
El sistema de transporte masivo en las urbes de la dimensión de Bogotá es multimodal y generalmente el centro del sistema está integrado por metros de grandes extensiones, como ocurre en Paris, Londres, Madrid, Tokio, Pekín, Hong Kong, Taipéi, Montreal, Sao Paulo, México, Buenos Aires, Santiago de Chile, Lima, Rio de Janeiro, Brasilia, Caracas y otras tantas ciudades, a los que se suman buses que pueden ser de gran eficiencia como los articulados de Bogotá, taxis, bicicletas y otros sistemas de transporte, pero dificilmente como se ha querido para Bogotá, el transmilenio puede ser la base de un sistema en ciudades de la magnitud de la capital colombiana.
Si señor Peñalosa, como lo dice hasta el Gerente del Metro de Medellín, Ramiro Márquez, (3) el Metro de Bogotá es caro pero hay que hacerlo, y yo agregaría que cuando usted tiene un enfermo con cáncer que requiere cirugía, radioterapia y quimioterapia, no puede darle aspirinas por ser menos costoso, sino debe darle el tratamiento adecuado para salvarle la vida y la movilidad de Bogotá está desde hace mucho tiempo en “descuidos intensivos”.
El grave problema de movilidad de Bogotá, no solo destroza la calidad de vida de sus habitantes, sino que adicionalmente, tiene un elevadísimo costo económico, por lo que la inversión en el metro, por elevada que hoy se vea, debe hacerse, porque la falta de recursos no puede ser excusa, sobretodo, en una economía favorecida en recursos como la colombiana, donde la ineficiencia, la desidia y la corrupción, son una de las principales causas del subdesarrollo que sufrimos.
Para finalizar, transcribo apartes de un editorial presentado en la página metro de Bogotá, (4) que hace referencia a un estudio sobre el impacto económico y social de construir la primera línea del metro, cuando el debate sobre el costo estimado de la obra por 15 billones de pesos, su estructuración financiera y jurídica e incluso el tipo de metro a usar, continúan en debate:
“Así, el efecto más importante que generaría el metro para la capital sería la reducción de los tiempos de viaje (17,5 minutos), una mejora en la seguridad, menos accidentes, bajo impacto para el medioambiente y un mayor valor del suelo. En el momento de monetizar tales resultados, y con base en encuestas ciudadanas, el estudio establece que los hogares bogotanos estarían dispuestos a pagar hasta 134.000 pesos mensuales por los beneficios que obtendrían del metro. / No obstante, el documento es claro en advertir que durante los cinco años de preoperación del proyecto la ciudad pagará un costo nada despreciable: afectación de acuíferos, contaminación del aire, congestión, tiempos de viaje que podrían incrementarse casi en 12 minutos, entre otros, y que existe una alta dosis de pesimismo e incertidumbre, que se derivan de la mala imagen que hoy acompaña al sistema TransMilenio.”
Por todo lo anterior, los habitantes de Bogotá esperamos que lideres de la calidad del señor Peñalosa y obviamente los que decidan buscar el favor popular en las próximas elecciones, antes que escudarse en imposibilidades y difíciles coyunturas, defender intereses de los empresarios o alimentar egos contrarios al bienestar de los habitantes de la ciudad, presenten alternativas novedosas para sacar adelante tantas tareas fundamentales que se requieren en el campo social, la salud, la educación, etc. y en el tema de movilidad que nos ocupa, debemos asumir que mientras se inicia el metro y posteriormente van creciendo sus rutas, no queda más que buscar avanzar realmente en el sistema integrado de transporte, porque hoy tenemos no solo un Transmilenio colapsando, sino que adicionalmente el SITP no logra avanzar, los buses azules circulando sin pasajeros, porque no se han entendido sus rutas, los buses viejos tradicionales continúan en las calles sin chatarrizar y para completar, quienes buscan liberarse del stress de la movilidad usando la bicicleta, deben enfrentarse a los ladrones y a la inseguridad de las vías por las que deben circular.
@JoseAMoncayoA
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(1) Documento Conpes No. 3167. POLÍTICA PARA MEJORAR EL SERVICIO DE TRANSPORTE PÚBLICO URBANO DE PASAJEROS. Bogotá, D.C., mayo 22 de 2002.
Tomado de http://www.avante.gov.co/index.php/nuestra-entidad/documentos-descarga/category/1-conpes?download=19:conpes-3167-2000.
(2) El Metro elevado es un gravísimo error: Bulnes. Tomado de: http://www.milenio.com/monterrey/Metro-elevado-gravisimo-error-Bulnes_0_197980272.html.
(3) Ver http://www.elcolombiano.com/metro_de_bogota_es_caro_pero_hay_que_hacerlo_marquez-PFEC_316009
(4) Tomado de http://www.metroenbogota.com/movilidad-bogota/metro-de-bogota/editorial-las-cuentas-sociales-del-metro
