Con una apuesta alternativa, novedosa, cultural y educativa por un compromiso verdadero y una paz efectiva para el país, viene avanzando desde hace más de un año un grupo de jóvenes, mujeres, líderes de base, afrocolombianos, indígenas, adultos mayores y de distintos agrupamientos interreligiosos en una plataforma regional por y para la paz. El sentido, del concepto paz se ha venido construyendo desde los barrios, comunas y corregimientos con una estrategia sencilla pero efectiva, la cual consiste en reunir a los pobladores por mesas educativas de trabajo alrededor de cómo se entiende y percibe las paz en los territorios, que se hace en la cotidianidad por la paz, y que nuevas salidas se visualizan o es posible consolidar al articularse con otras redes de iniciativas que están en la ciudad y la región haciendo paz.
Para Catalina María Achipiz y Adriana Mensa, integrantes del cabildo urbano Nasa, “La paz es un tejido de relaciones sociales y humanas de equilibrio y armonía espiritual con la madre naturaleza y su simbología se puede asociar a la vida y sus principios ancestrales fundamentales de la honestidad y respeto profundo al otro”. Así mismo, nos plantea el profesor José Darwin Lenis, coordinador de la estrategia expedición por la paz “conseguir la paz, es como ir en un gran viaje hacia el futuro, uno recorre con ilusión rutas y aprende de la gente y sus vivencias lo que nos lleva a pensar y actuar con ilusión de que la paz es un gran regalo que nos damos los colombianos para vivir mejor y pasas a una nueva vida más tranquila” situaciones que a todo lugar nos brindan un programa esperanzador y rutas de cambio para las prácticas sociales y políticas. Con las mesas educativas y la expedición por la paz se hace pedagogía para la comprensión de los acuerdos de la Habana, Cuba y de las acciones afirmativas o de beneficio que se albergan ante el cese al conflicto armado. Todas éstas en bien de la población presente y futura. “Caminamos por el camino del bien, la reconciliación y el perdón, eso ya es ganancia” lo dice el padre Fray Francisco Leudo, director de la pastoral social para Cali. De igual forma, William Córdoba, expresa “como ciudadano del común y afrocolombiano, es vital entender que la paz es una responsabilidad histórica y un compromiso decisivo para la inclusión de la minorías étnicas”. Por su parte Luz Mery Carabalí, adulta mayor, espera que a los niños y niñas nos les toque vivir la guerra y violencia que ellos vivieron a diario, por el contrario, ahora sueña en transmitir su experiencia y sabiduría a las nuevas generaciones como una forma de hacer paz tangible.
Estas maravillosas acciones de encuentro son impulsadas por muchas organizaciones de distinto orden entre las que se destacan Paso Colombia y la Arquidiócesis de Cali, a través de Comisión Interurbana de Reconciliación y Convivencia-CIURC. Además, se cuenta con el apoyo de integrantes de la Universidad del Valle, Oficina en Colombia de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Valle- SUTEV, fundaciones e instituciones educativas, ciudadanos y sectores democráticos.
Como meta, se espera alcanzar más de 2 millones de votos por el sí en el plebiscito en toda la región del sur occidente colombiano y en confluencia con el movimiento y expresión ciudadana nacional “Síudadan@s por la paz” alrededor de 12 millones de votos afirmativos.
La CIURC refrenda desde este espacio, el apoyo incondicional a los liderazgos no politiqueros que apoyan el sí. Por ello, planteamos 12 razones e ideas fuerza para decidir a conciencia argumentada porque decimos Sí al plebiscito por la paz y fin a la barbárica guerra.
- Al ganar con el sí, se apertura la reinversión de los recursos destinados a la guerra para invertirlos en programas de desarrollo y equidad social.
- Se posibilita con el sí, construir un país renovado y dinámico donde la participación de minorías poblacionales sea una realidad, lo que apertura ampliar la democracia.
- El sí, es una herramienta para una renovada arquitectura política, donde las políticas públicas de paz y bienestar y otras similares para grupos campesinos y étnicos tiene cabida.
- Erradicar la violencia y la muerte naturalizada quedará en el pasado, tendremos la oportunidad de vivir una vida digna y llena de oportunidades para todos y todas.
- Disfrutar de los espacios sociales y cotidianos de tranquilidad y hermandad, al igual que recuperar derechos humanos y vida en comunidad serán posibles y perdurables.
- Recuperaremos el poder soberano del pueblo, al fortalecer la democracia, la libertad y las dinámicas sociales populares.
- Eliminar imaginarios negativos del país en el campo internacional, que generan señalamiento, exclusión y discriminación de nuestras representantes en el exterior.
- Fomentar soluciones dialogadas a los conflictos que se presentan en diferentes espacios sociales, referenciando lo sucedido en la Habana como ejemplo de que sí es posible acuerdos inteligentes y civilizados entre vecinos y conciudadanos.
- Fomentar la inversión y la generación de empleo desde las empresas, al desaparecer la extorsión, el voleteo y secuestro.
- Más familias, niños y niñas disfrutando de una vida social sana, segura y saludable, aislados de la barbarie de la guerra que provoca mutilados, lesionados, discapacitados y dolor social.
- La producción agrícola, ganadera y campesina estará libre de miedos, lo que impulsara un capital solidario y un modelo económico diferencial para las zonas rurales que ha sufrido muchísimo más la guerra en los últimos 60 años.
- Con el sí al plebiscito por la paz, se hace posible soñar de nuevo en un proyecto colectivo de país, hacer una nueva historia y transitar hacia un futuro mejor para todas y todos.
Finalmente, comprendemos individual y/o colectivamente que la paz es un medio y un fin, un sentir, un deseo, una práctica, un hecho, un valor, una palabra, un gesto, una sensación o un paradigma, pero sobre todo un derecho y un bien común para cada colombiano y cada residente en este maravilloso país.
