Ante la torpeza de Ernesto Macías como presidente del Senado y un conjunto de fanáticos que siguen la iglesia uribista (como los enanitos, la enaguas de Blanca Nieves), la matemática que tanto evocaron confirmó lo que la gran mayoría sabían: las objeciones a la JEP se hundieron en el Senado de la República.
En horas de la tarde, la Corte Constitucional confirmó el fallo, el mismo que hace 9 meses, el 15 agosto del 2018, ya habían fallado y que condujo el país una vez más a la polarización y a un choque de trenes que entorpecieron un proyecto tan sensible como la paz, todo por un afán inconstitucional.
Pasaron 51 días desde que el presidente presentó las objeciones. La Cámara de Representantes fue la primera en rechazar las objeciones, una derrota contundente y abrumadora, 110-44. El pasado jueves 2 de mayo del 2019, en la plenaria del Senado el resultado a favor de hundir las objeciones a la ley estatutaria de la JEP propuestas por el presidente fue de 47 votos y 34 en contra.
Sin embargo, la “matemática” comenzó a tambalear cuando la mesa directiva dijo que no había quórum, que lo uno y que lo otro, y el uribismo con obstinación reclamaba una victoria ajena…
Los magistrados no la han tenido fácil: por un lado, no los bajan de mamertos, guerrilleros, izquierdistas y castrochavistas en la plataforma de Twitter; por el otro, la presión de Estados Unidos al retirar las visas (tema solucionado) agudizó el tema entre las campañas de desprestigio y las amenazas.
A esta hora dos opiniones totalmente distantes reflejan el país y su distorsión política:
Hoy cada una de las altas cortes le ha prestado un gran servicio a la criminalidad y le ha fallado a la institucionalidad que ha luchado tanto contra el narotráfico
— Paloma Valencia L (@PalomaValenciaL) 29 de mayo de 2019
Corte Constitucional nos ha dado la razón, con su fallo hoy ha ganado la paz y ha ganado la justicia pic.twitter.com/5b6Le5zTNB
— Roy Barreras U1 (@RoyBarreras) 29 de mayo de 2019
Doble fue la derrota del presidente por dos ramas del poder. Aprobada la ponencia, la Corte Constitucional le exige al presidente sancionar la ley estatutaria de la JEP sin demoras y sin oponerse a ello.
Tiene en las manos una oportunidad inmensa para cambiar el rumbo, presidente: decide abrazar la institucionalidad y la paz o irse contra ella y llevarse al país al desastre.