Disfrazar a Fico de socialbacano: la última carta del uribismo para ganarle a Petro

Disfrazar a Fico de socialbacano: la última carta del uribismo para ganarle a Petro

El Fico Style consiste en presentarse como independiente, sumar a los partidos tradicionales bajo cuerda y proyectarse no radical para abrirse paso en el centro

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
agosto 31, 2021
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Disfrazar a Fico de socialbacano: la última carta del uribismo para ganarle a Petro
Foto: Leonel Cordero

Echando mano del mismo método que utilizó para alzarse con la alcaldía de Medellín en 2015, el exalcalde Federico “Fico” Gutiérrez inicia su campaña presidencial con un objetivo: reunir un millón de firmas como candidato independiente y proyectar su perfil por fuera de Antioquia. No será un objetivo difícil de alcanzar para un político que se ha hecho caminando la calle y que goza de cierto carisma. No obstante, su intención va más allá y pasa por convertirse en el principal vagón de la derecha; proyectarse hacia el centro y ser “el que dijo Uribe”, pero en voz bajita. Ante el inminente declive del uribismo y la falta de liderazgos sólidos en la derecha tradicional, el exalcalde se terminará convirtiendo en su última esperanza.

El Fico Style

A Fico le vengo haciendo seguimiento desde su primera aspiración a la alcaldía de Medellín en 2011. Ese año fungió como candidato del Partido de la U y se recorrió todos los rincones de la ciudad presentándose como “el de Uribe”. Alcanzó 120.000 votos y se ubicó tercero en la general. Aunque no le fue bien, ya que esa elección se concentró excesivamente en la confrontación Aníbal Gaviria-Luis Pérez, le sirvió para mostrar fortaleza y capacidad electoral.

Para 2015 buscó ser nuevamente el ungido de Uribe, inclusive, llegó a sonar como candidato del Centro Democrático, pero ante la preferencia del caudillo por el exsenador Juan Carlos Vélez y la perspectiva de terminar encabezando la lista uribista al Concejo, optó por buscar firmas bajo un movimiento significativo de ciudadanos al que llamó Creemos y aspirar como independiente.

Así creó un método de campaña conocido en Medellín como el Fico Style y que consiste en presentarse como independiente; sumar a las estructuras de los partidos tradicionales bajo cuerda (los políticos no pueden aparecer en la foto) y proyectar un aire de renovación. Con ese método y un impresionante despliegue en redes sociales, Fico se alzó con la alcaldía derrotando estrechamente a Juan Carlos Vélez, solo a Vélez porque no derrotó al uribismo, pues Fico se asumía como un uribista light en una ciudad a la usanza muy uribista y siempre contó con el respaldo de los Paolos.

Al llegar a la alcaldía repartió milimétricamente las secretarías entre los políticos tradicionales que lo habían apoyado bajo la mesa (así su concejal Daniel Carvalho ahora diga lo contrario). Por ejemplo, al senador Germán Hoyos le entregó la Secretaría de Medio Ambiente al exsenador liberal Eugenio Prieto el manejo del Área Metropolitana; a Luis Bernardo Vélez la Secretaría de Inclusión, y a la senadora Paola Holguín, la Secretaría de Educación. El uribismo se convirtió en su mayor aliado en el Concejo, donde montó una aplanadora y nunca tuvo problemas de gobernabilidad.

Con Fico quedó algo claro: una cosa es hacer campaña y otra es gobernar.

De cara a 2022, repetir el método

Una característica de Fico es que a veces sabe leer muy bien la coyuntura. En 2015 comprendió que no podía seguir haciendo fila en el Centro Democrático y se lanzó con éxito a la alcaldía; sin embargo, en 2019 se empeñó en impulsar como sucesor a un candidato inviable (tristemente célebre porque se hizo llamar el de Fico) y dividió a la derecha local, un movimiento que a postre le resultó estratégico a Quintero. Ya en lógica presidencial, Fico tenía claro que no se podía matricular en el Centro Democrático (así se lo pidió Paola Holguín) o disputarse públicamente la bendición de Uribe.

Bajo el leitmotiv de que “los problemas del país no son de izquierda o derecha”, su intención pasa por abrirse un espacio en el centro y, eventualmente, sumar toda la derecha a su aspiración.

¿El centrista?

Así no le gusten las dicotomías explicativas, no me cabe la menor duda de que con su forma de hacer campaña y gobernar, Fico es un político de derecha y un alfil del uribismo. Pero no encarna una derecha extrema (como los hizo Alejandro Ordóñez en 2018) o su plataforma se encuentra estrictamente condicionada a la narrativa clásica del uribismo. En su pasó por la alcaldía de Medellín promovió una agenda juvenil; cercana a los derechos de las minorías sexuales (solo hay que recordar como reaccionó ante el episodio del homófobo que rasgo una bandera LGTBI en el pueblito paisa), y votó sí en el plebiscito (aunque muy presionado por el movimiento social de la ciudad).

Sus vasos comunicantes con la derecha tradicional se encuentran anclados a los intereses del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA); en su dudosa y tendenciosa gestión en la contingencia de Hidroituango (punto que configuró la ruptura con Quintero); en su cuestionada política de seguridad que terminó en la captura de su primer secretario, Gustavo Villegas, por supuestos vínculos con grupos armados; y en una gobernabilidad sustentada en la repartija burocrática con los partidos tradicionales.

Sin asumir la defensa a ultranza del uribismo o el gobierno (el más impopular desde que existen registros), el exalcalde pasará a disputarse una identidad en el centro, ese espacio en disputa donde vienen confluyendo elementos de la Coalición de la Esperanza (que lo busca consolidar) y el Pacto Histórico (que se presenta como la verdadera centro izquierda). Con una plataforma medioambiental, animalista y de inclusión (enfocará su programa en la reactivación y la generación de empleo), Fico buscará abrirse campo ante un electorado de opinión que lo vea como un centrista y no como el candidato de Uribe que solo busca hacer trizas el acuerdo de paz.

La esperanza del uribismo

Todo parece indicar que la derecha se medirá en una consulta buscando repetir el efecto generado en 2018. Ante la desinflada de la aspiración de Char (ni suena ni truena), la inviabilidad de Peñalosa y la parálisis del ramillete de exgobernadores, creería que Fico se puede convertir en la ficha regional más sólida en esa consulta. Viene marcando y registrando un progresivo crecimiento en encuestas, tiene el apoyo total de la revista Semana, que a bien lo puede visibilizar (haciéndole eco de sus críticas a Petro) o lo puede arrojar a la extrema derecha, y en los meses de recolección de firmas, tiene la ventaja de proyectar su perfil por fuera de sus áreas de mayor reconocimiento.

Por el momento, me va quedando claro que Fico será el candidato de Uribe y de Duque, al menos, el presidente ya le dio el guiño. Seguro Uribe no lo dirá en voz alta, pero bien sabe que los candidatos del Centro Democrático son inviables (¿qué futuro tiene Cabal o el reencauche de Zuluaga?) y que Fico tiene las condiciones para cohesionar y crecer más allá del uribismo (lo que logró Duque en 2018). Tiene la capacidad de ganarse un espacio en el centro y poner a la derecha a caminar detrás de su aspiración.

En realidad, ese es el verdadero objetivo que ya se trazó echando mano de un método que conoce muy bien y que en esta oportunidad espera acompañar por un millón de firmas.

 

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