Discutamos sobre "hablemos de currículo"

Discutamos sobre "hablemos de currículo"

Me permito controvertir el escrito de la representación de exrectores ante el CSU-UDFJC titulado “Hablemos de currículo", enviado a los correos institucionales

Por: EDGAR A RAMIREZ
marzo 14, 2024
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Discutamos sobre
Fotografía: Canva

Quiero creer que se envían estos textos para propiciar el debate que legitima las políticas en la universidad y no que es un mero dogma de fe (magister dixit) como principio de autoridad medieval.

El escrito parte de citar el lema de la universidad: “Ubi veritas ibi libertas” e interpreto que no es porque los autores tengan la última palabra sino porque, como dice su etimología, solo hay libertad donde hay verdad y no como ellos interpretan. La verdad es una búsqueda, no ortodoxia predeterminada y menos en la universidad. “La verdad los hará libres”

Justo en ejercicio de mi libertad responsable es deber académico advertir la pobre concepción de currículo del texto, que nada tiene que ver con la responsabilidad social de la Universidad pública del Distrito en la coyuntura que estamos viviendo y que, más bien, deberíamos estar estudiando, debatiendo y acordando como comunidad académica.

Para comenzar, se supone que quienes han profundizado sobre currículo son los profesionales de la pedagogía, usualmente ubicados en la Facultad de Educación, que hasta ahora han brillado por su ausencia en este debate.

Siguiendo al profesor Alejandro Álvarez, exrector de la Universidad Pedagógica y hoy viceministro de Educación Superior, se puede afirmar que este intento de “reforma curricular” no es más que una “mirada empresarial de la educación” que “pretende impulsar una reforma (sin tocar las normas legales vigentes) basada en un estudio proveniente de una sola disciplina académica: la economía, y de un solo sector de la sociedad: los empresarios.”

Esta reforma desconoce y va en contravía de la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994), el Informe de la Comisión de la Verdad, el Plan Nacional de Desarrollo (Ley 2294 del 19 de mayo de 2023) y del espíritu de la Ley Estatutaria de Educación, hoy en debate en el Congreso, entre otras. 

Por sobre todo, desconoce el saber pedagógico de tantas investigadoras e investigadores que han tratado de superar la escuela bancaria mercantilista para identificar la responsabilidad ética e histórica de la Universidad Pública.

Desconocen el Estatuto General acordado por la Asamblea Universitaria, elegida democráticamente, que recogió tantos esfuerzos de reforma (la consultiva, el congreso universitario, la constituyente, la asamblea universitaria…) para darle credibilidad a unas “voces de quienes han emprendido el camino reformista priorizando modificaciones al currículo”.

El Estatuto General asambleario configura en su conjunto un currículo radicalmente diferente a esta reforma curricular, hecha a retazos.

Desconocer a la comunidad universitaria en su Asamblea hace ilegítima su contrarreforma pues de hecho no “prima la creación de saberes y conocimientos, como cuna y amalgama de múltiples disciplinas y corrientes de pensamiento”, como ellos dicen.

La historia demuestra que los ex rectores han torpedeado todo intento de reforma de la universidad pues vetan lo que no se corresponda con su verdad e intereses. Su gestión y estado actual de la Universidad habla por ellos y de su concepción de currículo, más que sus sofismas de distracción.

Por ejemplo, el cartel de los puntos que consintieron, por acción o por omisión: https://goo.su/p4Lo. Hicieron de la UD una de las instituciones más corruptas del Distrito Capital. Lo dice la Contraloría: https://goo.su/9Wu6Y 

Ojalá respeten mi derecho a la disidencia intelectual, como bien dicen, y se abran a otras formas de entender el papel de la universidad pública frente a la coyuntura histórica que está viviendo el país. Ya sabemos las consecuencias de mantener lo que han hecho de la universidad (statu quo).

Ojalá no se reduzcan a hablar mal en el Consejo Superior de los profesores que buscamos la reforma democrática de la universidad.

El semestre pasado el Comité de currículo de la Facultad de Educación convocó un panel sobre currículo, al que no asistieron los directivos de la universidad, y en el que hice caer en la cuenta que el currículo de hecho de la universidad se ejemplifica en unos profesores (no todos) haciendo exámenes memorísticos a última hora para justificar notas y unos directivos amenazando profesores, por que si no reportan notas no les pagan. 

Pero los administradores educativos se sienten con el derecho a pontificar sobre pedagogía.

César Coll orienta la actual reforma curricular española y “entiende por teoría del currículum un marco relacionado que da sentido a la acción de la escuela al puntualizar las relaciones entre sus elementos, al dirigir su desarrollo, uso y evaluación. La teoría curricular es el marco normativo y regulado que proporciona la fundamentación racional sobre las decisiones a tomar en el aula. Coll (1997), afirma que la teoría del currículum debe responder a estas preguntas: qué, cómo y cuándo enseñar / evaluar.”

Dentro de los retos de la educación y la universidad en el siglo XXI afirma que deben “garantizar la excelencia y la equidad del aprendizaje y recuperar el sentido de lo que se aprende“.

¿Cuál es el sentido de la educación de la universidad pública en la situación actual de nuestro país? Esta es LA pregunta curricular.

Si queremos hablar de currículo debemos plantearnos esto antes de tratar de arreglar solo la fachada, cuando el edificio se está cayendo. Lejos de nuestra universidad dar este tipo de debates en la que domina el positivismo ingenuo de los administradores educativos a favor de la reproducción acrítica del sistema.

Respeto, aunque cuestiono, el aporte de nuestra ingeniería a la sociedad colombiana (Chirajara, Hidroituango, Ruta del sol, el hackeo de la red informática en la universidad líder en la investigación del software libre…) pero no me atrevo a dictar cátedra a los ingenieros.

Es cuestión de respeto académico.

Antes que pontificar sobre currículo hay que oír a los profesionales de la educación. 

La primera responsabilidad de la universidad pública es la defensa de lo público en una sociedad que está tratando de construir paz con justicia social. Por lo que, criterio de evaluación de nuestra calidad académica ha de ser el aporte que hacemos a la construcción de verdad, justicia, reparación y condiciones de no repetición desde cada una de las áreas del conocimiento. 

Dicen los ex rectores que “En materia educativa, sin entrar en las profundidades de las relaciones sociedad y universidad, profusamente estudiadas, abordaremos uno de sus aspectos más recientes, el ser escenario de los efectos de la aceleración debida a los cambios, sobre todo tecnológicos, de la comunicación digital, que ha llegado a todos los rincones de la vida cotidiana y que, por esa vía, impactan los procesos educativos y de formación. En especial al currículo…”

Dan por hecho que ha sido “profusamente estudiado” lo que afecta sus intereses y que, por lo tanto, no vale la pena tenerlo en cuenta. Solo hay que relajarnos y acomodarnos a la “aceleración de los cambios” del sistema. Sistema que nos ha hecho uno de los países más ignorantes, desiguales, violentos y desplazados del mundo.

La Universidad, y más la pública, no puede ser más que un piñón en la reproducción del sistema: “formar profesionales” al servicio del capitalismo salvaje.

No se puede hablar de bilingüismo, virtualización o internacionalización sin plantearnos los intereses a los cuales sirven. No puede ser el mercado laboral el que nos diga qué entender por “calidad educativa”.

Bienvenido el debate académico y argumentado, propio de una universitas y no la improvisación de la aparente reformitis.

Interpretan mal los ex rectores a Kant sobre la función académica de la filosofía pues el autor afirma exactamente lo contrario: “La facultad de filosofía puede, por lo tanto, reclamar cualquier disciplina, para someter a examen su verdad. Dicha facultad no puede verse anclada con una interdicción del gobierno sin que éste actúe en contra de su auténtico propósito, de suerte que la Facultades superiores no puede sustraerse a las objeciones y dudas aireadas por la facultad de Filosofía…” (Kant, 1999,11, VII, 28)

La cita original dice: “Immanuel Kant (1724-1804) publicó en 1798 El conflicto de las Facultades, un libro con la finalidad principal de defender la función de la filosofía y, por tanto, de la razón y la libertad, frente a la pretensión de absolutidad otros saberes sometidos a la autoridad del poder. En este libro, por tanto, el alemán ofrece una visión de la Universidad que puede contribuir al debate actual sobre la función de esta institución.” 

Cabe decir que las ingenierías en la Universidad Distrital han sido “saberes sometidos a la autoridad del poder” y por eso estamos como estamos.

La universidad clásica es impensable sin la fundamentación epistemológica que le aporta la filosofía a las diferentes áreas del conocimiento. Pero eso es difícil de comprender para los positivistas ingenuos.

Contrario a lo que interpretan los ex rectores, Derrida afirma en “La universidad sin condición” que se le debería reconocer a la universidad “una libertad incondicional de cuestionamiento y de proposición, e incluso, más aún si cabe, el derecho de decir públicamente todo lo que exigen una investigación, un saber y un pensamiento de la verdad”.

Husserl afirma que es necesario el diálogo entre las ciencias, como dicen, pero criticando la reducción positivista de la idea de ciencia a mera ciencia de hechos, como sucede en la UD, debido a que la ciencia objetiva abandonó el “mundo de la vida”. En La Crisis de las ciencias europeas afirma: “La ciencia universal, apodícticamente fundada y fundante, surge ahora como la función humana necesariamente la más alta, como dije, la del hacer posible su desarrollo hacia una autonomía personal y hacia una que abarque toda la humanidad, la idea que forma la fuerza impulsiva vital del grado supremo de humanidad”…“Decir que la filosofía, ciencia en todas sus formas, es racional es una tautología. Pero ella, en todo, está en camino hacia una racionalidad más alta, ella es racionalidad que descubre siempre de nuevo su relatividad insuficiente, que es impulsada hacia delante con esfuerzo, en la lucha plena de la verdadera y plena racionalidad.”

En fin, se podrían colocar más ejemplos… Es una pena que los ex rectores no sepan leer y que se oigan sólo a sí mismos. Solo saben mandar y legislar sobre lo que no saben. Queda claro que tener el poder no implica tener la razón.

Como diría Jaime Garzón, "Lean para que podamos conversar" y, sobre todo, para que podamos hacer academia seria.

Para concluir el profe Alejandro Álvarez, ex rector de la Universidad Pedagógica y hoy viceministro de Educación Superior, nos hace “La invitación final es a ingresar a este campo (la pedagogía), si hay tanto interés por los maestros, y unirse a los esfuerzos que hace años venimos haciendo por mejorar la precaria situación en la que se forman y trabajan. Muchos de estos esfuerzos y de estas iniciativas provienen de ellos mismos y de las facultades de educación y las normales superiores. Lo que no se ha tenido es la voluntad política del Estado para que alcancen su pleno desarrollo: con el interés de los empresarios y de la clase política, si nos escuchan, tal vez cambien las cosas más rápido.”

Doctor en pedagogía y profesor “ocasional” en la UD

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