Día a día vemos como las mujeres con menor educación y madres cabeza de hogar, son las más expuestas en la informalidad no solo en Bogotá, sino en el país. A esto se suma que muchas de ellas tienen mayores dificultades para obtener un trabajo digno, por esta razón se requiere una intervención inmediata en donde se mejoren las condiciones como una acción para ejercer su labor de manera digna.
El 80% de vendedores informales encuestados a través de los 19 Consejos Distritales de Vendedores Informales aseguran que la principal causa para desempeñar la venta informal en las diferentes calles de las localidades de Bogotá, está relacionada con la discriminación por género.
La encuesta adelantada por el Instituto para la Economía Social –IPES-, indica que las mujeres que son vendedoras informales lo hacen porque deben realizar labores de cuidado, lo cual les impide ingresar al mercado laboral. Así mismo, las vendedoras informales aseguran que al ser madres solteras se han sentido discriminadas, debido a que requieren el tiempo necesario tanto para llevar a sus hijos al jardín o colegio como para recogerlos al finalizar la jornada escolar.
La mayoría de las mujeres que trabajan en la economía popular, hacen todo lo posible por alcanzar sus metas y salir a vender sus productos, el 88% de ellas son bachilleres, pero no gozan de estudios técnicos, ni profesionales, siendo también una de las razones principales por las cuales deciden trabajar en la venta informal.
La venta informal se ha convertido para las mujeres que se dedican a esta labor, una alternativa que les permite cumplir con sus roles de madre, de cuidadora y además le permite trabajar.
Por esta razón, es importante contar con un enfoque de género robusto para promover la activación económica digna de las mujeres en Bogotá, a través del Instituto para la Economía Social -IPES- apoyamos a estas mujeres, las capacitamos y formamos en las diferentes alternativas que ofrece la entidad para que puedan sacar sus hijos adelante.
Es momento de reconocer que las ventas informales hacen parte de la economía popular de un país en desarrollo como lo es Colombia, donde aproximadamente el 50% de la economía se activa con la venta informal y debe ser reconocida como parte integral de la base económica nacional.
En Bogotá, estamos trabajando para tener una política pública de vendedores informales construida con los actores principales y que reconozca las labores de cuidado que ejercen las mujeres. Esta iniciativa busca ser un instrumento de legitimidad y reconocimiento de las y los vendedores informales como parte de la economía popular.
Hay que generar un reconocimiento de las labores de cuidado que realizan las mujeres por el mercado laboral, para que no siga siendo la población más vulnerable y con mayores dificultades de incorporación en el mercado laboral.
Actualmente desde el IPES, estamos construyendo la Política Pública Distrital de Vendedoras y Vendedores Informales, la cual en su fase de diagnóstico contó con la participación de aproximadamente 3.300 personas, entre los que se encuentran el Consejo Distrital de vendedores informales, los Consejos Locales de vendedores informales, ciudadanía en general, Organizaciones de vendedores informales, comercio Formal, entre otros.
En el ejercicio de participación se observaron variables que se conocían de cierta manera y es que un vendedor informal ejerce este oficio por causas de desplazamiento forzado debido a la violencia, porque su familia lo ha hecho y es un tema generacional, por la misma situación económica del país, entre otras. Pero se pudo identificar que una causa muy importante y es principalmente que las mujeres acuden a la venta informal por ser mujeres y especialmente madres solteras y cabeza de hogar.