Parece increíble, pero es cierto. En el año 2019 todavía hay personas que creen que hay razas, culturas, géneros, preferencias sexuales y nacionalidades que son superiores o mejores a otras. El más reciente acto de discriminación ocurrió la semana anterior en el Centro Comercial Andino, protagonizado por un bárbaro que milita en el partido que está llevando a Colombia de regreso a la larga noche medieval.
Justamente por estos mismos días se proyecta en las salas de cine la película On the basis of sex (La voz de la igualdad), que narra el trabajo de la abogada Ruth Joan Bader Ginsburg en favor de la igualdad de género. En la década de 1970, Ruth y su esposo Martin llevaron ante la Corte de Apelaciones de Estados Unidos el caso de un hombre a cargo del cuidado de su madre, que fue acusado de evadir el pago de impuestos por deducir el salario de la enfermera que le ayudaba. Según la Ley de ese momento, solo las mujeres podían desempeñarse en trabajos del cuidado, porque era su instinto natural. El caso es emblemático porque, a pesar de que se trataba de discriminación contra un hombre, fue la puerta de entrada a seis demandas en contra de la discriminación a las mujeres que interpuso Ruth, hoy magistrada de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos.
La Corte declaró inexequible el cobro del IVA a productos de higiene femenina,
tras una ardua batalla liderada por mujeres y hombres
que conformaron la campaña ‘Menstruación libre de impuestos’
Ambos argumentos legales, el de los impuestos y la discriminación, hacen recordar un hecho trascendental, único referente en América Latina, que ocurrió en Colombia casi medio siglo después de la demanda de Ruth. La Corte Constitucional declaró inexequible el cobro del IVA a productos de higiene femenina, tras una ardua batalla liderada por mujeres y hombres que conformaron la campaña ‘Menstruación libre de impuestos’. De acuerdo con los argumentos de la magistrada Gloria Ortiz, “a través de los tributos se puede discriminar a las mujeres (…) que afecta a un grupo particular e individualizado”. Este reconocimiento es fundamental en el avance de la necesaria tarea que se debe seguir dando por la igualdad.
Sin duda, en las últimas décadas mucho se ha avanzado en la humanidad en contra de la discriminación y cada día hay más consciencia y rechazo sobre actuaciones que son resultado de la ignorancia y de la interpretación amañada a intereses de dominación, de la “supervivencia de los más aptos”, esgrimida por Herbert Spencer en el siglo XIX. La homofobia, la xenofobia, el racismo y el machismo, son armas de opresión política y económica, replicadas por idiotas útiles en favor de intereses particulares.
Combatir la discriminación no significa una batalla de un sector de la población contra otro. El feminismo de Ruth Ginsburg no es una pelea de mujeres contra hombres, todo lo contrario. Ha sido la búsqueda de que se comprenda que es por medio del reconocimiento de que la humanidad debe lograr la igualdad de oportunidades y capacidades, el único camino para construir una sociedad más culta, con más justicia, en últimas, un mejor lugar para vivir.
Twitter: @mariovalencia01