Toca volverse a ocupar del fiscal Néstor Humberto Martínez, porque como lo dije la semana pasada produce permanentemente hechos cuestionables y los de ahora son verdaderamente tétricos como los calificaron en otro medio de comunicación.
Las muertes del Sr Pizano y su hijo dejan demasiados interrogantes frente al papel que desempeñó el señor Martínez antes de ocupar el ampuloso cargo de Fiscal General de la Nación. ¿Sabía de los pagos ilícitos que estaban haciendo los socios de su representado? ¡Claro que sabía! No puede excusarse ahora con el errático argumento de que se trató de una conversación privada. Pues claro que era privada porque ninguno de los dos tenía carácter de funcionario, pero eso no le quita la gravedad de haber sido informado.
Adicionalmente en esa misma conversación el señor Martínez, ahora fiscal General, deja saber que se va a comunicar con Sarmiento (sic) para ponerlo al tanto de los hechos ilícitos que presume están ocurriendo dentro del consorcio y que son por los menos dos: pago de sobornos para obtener beneficios del Estado colombiano y compra de predios a mayor valor del legal.
Que un abogado de la prestancia de Néstor Humberto Martínez, una vez lo hubiera informado a su cliente, no lo haya puesto en conocimiento de las autoridades competentes, es por lo menos una protuberante falla ética, cuando no un delito de encubrimiento. Tampoco lo hizo su cliente el señor Sarmiento Angulo, ni el propio “controller” del consorcio el fallecido doctor Pizano. Todos ellos le fallaron al país y a la ley, para proteger los intereses personales del negocio.
Que NHM una vez lo hubiera informado a su cliente Sarmiento,
no lo haya puesto en conocimiento de las autoridades competentes,
es protuberante falla ética, cuando no delito de encubrimiento
Eso sí, Néstor Humberto Martínez corrió a aconsejarle a Sarmiento que reclamara un reembolso de la plata entregada como soborno. Es decir, con tal de que no se dañe el negocio no importa que roben, maten o se pongan de ruana al país. Eso por si mismo, ya sería un impedimento moral y ético para que NHM siga ejerciendo como Fiscal General de la Nación pero, repito, puede ser un delito.
Pero las cosas se complican mucho más ahora que a los delitos de soborno y peculado se suman las sospechas de crímenes por envenenamiento contra Pizano y su hijo. Como diría Sherlock Holmes uno debe sospechar primero de quien se beneficia por una muerte. Esto resulta fácil de contestar porque el señor Pizano estaba dejando conocer cosas muy oscuras de esa perversa empresa denominada Odebrecht y sus socios en Colombia.
No solo ha contaminado a toda América Latina con su estela de corrupción, llevando hasta la crisis a países como Brasil y Perú, sino que ahora pretenden pasar de agache, solicitando una mirada benévola con la firma que ofrece pagar unos pesitos de indemnización al gobierno y volver a contratar con Colombia como si nada.
Pues aquí si que se necesitaría un Fiscal sin rabo de paja para que conmine a los representantes legales de Odebrecht y Corficolombiana, a sus dueños los señores Sarmiento y a todos sus directivos a que confiesen de una vez por todas lo que supieron por boca de Pizano y NHM en su debido momento y sobre lo que no hicieron nada distinto a proteger sus propios intereses económicos.
Desde mi humilde opinión NHM debería ¡renunciar ya!, para que continué el proceso Odebrecht sin suspicacias y ahora se pueda también investigar las muertes del señor Pizano y su hijo sin que ningún interesado en el caso esté en condición de decidir a quién le entrega esta investigación.
Ya está bien de chistecitos, palabras soeces y risitas cuando se le informa sobre un delito, ¿verdad señor Fiscal? Que se acabe la discreción que usted le exigió a Pizano y pasemos a la justicia verdadera, sin discreción pero sin espectáculo como nos tiene acostumbrados.