Por muchos años en Bogotá nos gobernó una élite elegida a dedo que, aunque más hornada que la que manda hoy, fue incapaz de darse cuenta que construía una sociedad excluyente. Por eso, con la elección popular que fue lo más sensato que pudo pasar, esa élite perdió la batuta y nunca más la recuperó. La remplazó, sin embargo, una dirigencia sin escrúpulos para manejar las clientelas electorales, que en el camino hacia el poder que hoy detenta firmó alianzas con contratistas que han feriado el presupuesto de la ciudad.
Una dirigencia con un discurso de clases que nunca ha servido al pueblo que dice representar, perpetuó la sociedad excluyente que heredó y forjó una riqueza emergente fundada en el abuso del poder político y la plata fácil. Tarea siniestra en la que por muchos años se estrelló con la férrea oposición de parte del sector privado que hoy es su cómplice. Empezando por la Cámara de Comercio de Bogotá, que dejó de ser la voz “cantante” que tanto incomodó al amo y señor de la feria capital, Samuel Moreno Rojas, sus secretarios y al contratista Emilio Tapia.
Dirán que no, cualquier excusa debajo de la manga les servirá, pero para mí es clarísimo que la Cámara y más de un gremio, engolosinada con contratos millonarios que le reparten las entidades públicas, está arrodillada a la desidia pública. La junta directiva, contadas excepciones, es amiga íntima de la cobardía. Creen que la donación de 50, 100 o más millones al año a varias fundaciones u obras de beneficencia, cumplen con creces su papel. Pero no lo cumplen, es apenas una manera barata de evadirlo. Mientras las denuncias múltiples de la red de veedurías afirman una y otra vez que los contratos de la gobernación y las alcaldías están amarados y se adjudican de manera irregular, la Cámara alegando una diplomacia estúpida, le delega la pelea y baila de gancho con una larga lista de funcionarios.
Así, el presupuesto billonario de las entidades públicas termina corrompido y mal gastado, con la paradójica sonrisa de la entidad que uno esperaría incomodara a los encargados de tan vergonzoso baile del serrucho.
@josiasfiesco