Muchos ciudadanos no santandereanos acabamos de conocerla tras sus declaraciones respecto a las orientaciones del Ministerio de Educación para revisar los manuales de convivencia. Tras escuchar y leer las entrevistas y sus declaraciones subidas a redes sociales, me he visto en la obligación de hacerle unas cuantas aclaraciones y precisiones que como funcionaria pública y ciudadana considero que debe conocer.
1. No hay imposición de ninguna clase
Dijo usted a El Espectador que con las medidas que garanticen la no discriminación a adolescentes LGBTI en colegios “se está invadiendo el pensamiento de una comunidad para imponer otra cultura y otro pensamiento que es la ideología de género”. ¿En qué medida es una invasión? A muchos estudiantes gays y lesbianas se les ha acosado durante decenios llamándoles “maricas”, “mariposas”, “roscones”, “marimachos”, siendo objeto de chistes, bromas y se les ha hecho a lado, muchas veces con la complacencia o el silencio cómplice de muchos docentes y directivos docentes. Justamente esto es lo que se busca detener. Ese matoneo que ha llevado a jóvenes LGBTI a la depresión, deserción escolar e incluso al suicidio. Lo que se busca es hacer entender que todos los ciudadanos somos iguales en dignidad y derechos y que la orientación sexual y la identidad de género no son motivo para discriminar. Lo contrario, el machismo, la homofobia, el forzar al gay a vivir en el clóset o una vida doble, a inculcarle falsas culpas y recriminaciones es lo que usted desea y promueve.
Países con excelentes desempeños en derechos humanos, como los países escandinavos, han incluido en su legislatura la protección de las personas LGBTI. Justamente las naciones más retrógradas y oscurantistas son las que reprimen, persiguen a las minorías sexuales. El trato que da una sociedad a sus minorías (sexuales, étnicas, etc.) es un indicativo de su nivel de desarrollo en derechos humanos.
2. Separados pero iguales es discriminación
Ha propuesto usted que los estudiantes gays, lesbianas y trans deban tener baños especiales o instituciones separadas en las que los padres que estén de acuerdo los matriculen allí. Añade, con una enorme dosis de disonancia cognitiva, que no es homofóbica. Tranquila, ya lo eso se había escuchado antes. Los supremacistas blancos mantuvieron colegios, baños, teatros y puestos en buses separados para blancos y negros. En el fondo de sus declaraciones subyace homofobia pura y espesa, así lo niegue. No obstante la Constitución ha garantizado que “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación” (art. 13).
Podrá seguir manteniendo sus ideas de que los heterosexuales son buenos y los homosexuales los malvados hijos de Satanás, pero sus fobias y prejuicios no están por encima de la Constitución. La igualdad es imparable.
3. Entienda qué es orientación sexual e identidad de género.
La orientación sexual es la preferencia amorosa y/o erótica por el mismo sexo, el diferente o por ambos. La orientación sexual puede ser heterosexual, homosexual o bisexual y no hay ninguna evidencia científica de que alguna de ellas sea innatural o enfermosa. Por otra parte, la identidad de género es la percepción subjetiva que tiene un individuo de sentirse hombre o mujer. Cuando la percepción coincide con el sexo biológico la identidad es cisgénero y cuando no coincide es transgénero. A estos últimos casos, que suelen estar entre el 0,01% y 0,03%, son a los que aplican las normas de uso de uniforme y uso del baño de acuerdo a su identidad de género. Y esto es así, porque décadas de estudios han mostrado que lo más adecuado es permitir que las personas trans se identifiquen y vivan de acuerdo con la percepción de sexo que tienen. Todos los intentos por negarlas, cambiarlas han sido abusivas, violentas y fuente de grandes tristezas. ¿Es muy difícil pedirle que comprenda que los humanos somos diversos?
4. Colombia es un Estado Laico
Señora diputada, usted podrá ser feligrés de la Iglesia Cuadrangular, pero nada, absolutamente nada la faculta a usted a imponer sus convicciones religiosas a toda la sociedad. Si su iglesia considera que la homosexualidad es inmunda, inmoral y una enfermedad, bien lo puede predicar en sus templos. Pero, no puede hacer que toda la sociedad siga sus eclesiales normas. En un Estado Laico las iglesias y el Estado están separados y es un deber del estado garantizar la ética laica como sustento del quehacer público y el ordenamiento jurídico.
En la Asamblea departamental de Santander se han agitado Biblias tras su solicitud de debate control político para evitar el reconocimiento de derechos a la comunidad LGBTI. No obstante, cabe recordarle, muy a su pesar, que el libro que nos guía a todos los colombianos es la Constitución y no la Biblia. Insistir en llevar las normas religiosas a la esfera civil es propio de quienes odian la laicidad y las libertades. En esa orilla están los inquisidores, yihadistas y talibanes. El mundo tiene ejemplos muy claros de lo que ocurre cuando los fundamentalismos se toman las mentes. ¿Es eso lo que desea para Colombia?
5. El adoctrinamiento no está del lado LGBTI
Le molesta a usted que se enseñe a los niños que la homosexualidad no es algo malo o motivo de mofa, que existen unas pocas personas trans y que hay que respetarles. Prefiere usted que los niños reciban un solo punto de vista. ¿Le parece a usted eso muy útil para una mente crítica? De hecho no. Los chicos deben crecer teniendo la oportunidad de tener lecturas diversas, leer puntos de vista opuestos, a cuestionar lo establecido y a basar sus creencias con base en la evidencia disponible. Sin duda esto a usted le aterroriza. Pero lo que usted propone: Una sola mirada, asumir que las cosas son ciertas por ser creídas por la mayoría (falacia ad populum) o por haberse creido así por generaciones (falacia ad antiquitatem), es el camino del adoctrinamiento. Y no le culpo. Su adoctrinamiento religioso da cuenta de ello.
6. No hay privilegios para los gays, si los hay para su iglesia.
Dice la diputada que “la ley colombiana ya les dio [a la comunidad LGBTI] unos derechos, que además ya son privilegios” ha dicho usted al diario El Espectador. No puede disimular la rabia que le causa la posibilidad legal de que las parejas gays y lesbianas puedan conformar familia. A la protección civil la llama “privilegio” cómo si los derechos de las minorías tuviesen que consultarse a las mayorías.
Lo que si tiene privilegios es su iglesia, la cuadrangular, y todas las demás: católica, mormona, adventista, testigos de Jehová y centenares más. No pagan impuestos, no declaran renta (haciendo de la fe un negocio y hasta factible lavar dinero). La religión cuenta con un privilegio que no tiene la cultura y la ciencia. Pues mientras que la Universidad Nacional, no tiene recursos para investigaciones científicas y Colciencias tiene cada vez menos presupuesto, los pastores e iglesias se enriquecen fácilmente. ¡Eso si es privilegio y uno muy injusto!
Para terminar deseo recordarle una frase de Benito Juárez, el presidente mexicano que hizo de esa nación un Estado Laico: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
@bogotaatea