Estuve viendo un video de Youtube que me llegó hace un par de días y me dejó bastante tocada. Al principio pensé que era la clásica broma de cámara escondida pero luego me di cuenta que encarnaba un problema mucho más complejo.
En el video, un vendedor ofrece diplomas falsos a incautos universitarios por 400 mil pesos. Los argumentos del vendedor son tan ingeniosos que hasta producen risa. Pero lo que no produce risa es que al final varias personas entregan sus datos personales para concretar el negocio.
Es evidente que el video forma parte de una campaña (aún no sé de qué) y termina con el hashtag #metelemente; cosa que evidentemente no hicieron las personas tentadas por el vendedor de diplomas.
Pero la reflexión que deja es interesante, no sólo como experimento social, sino porque el dilema ético que plantea lo vemos reflejado a diario en las noticias de nuestro país, con escándalos políticos, colados en Transmilenio por no pagar unos pesos, menores de edad que andan con cédulas falsas para poder rumbear en sitios públicos; o jóvenes que terminan comprando drogas de diseño porque alguien se las ofrece como la solución a todos sus problemas.
En el fondo, lo que hay es un tema de egoísmo y de falta de criterio, para darse cuenta de que esos atajos, que parecen tan atractivos y nos hacen sentir tan “avivatos”, no son sino una forma más de hundirnos como personas y como sociedad.
Éste es el vídeo: